El valor que les des a las cosas de la vida estará determinado por el sitio donde colocas tu corazón

“Porque donde esté vuestro tesoro, allí estará también vuestro corazón” (Mateo 6:21).
El corazón es la sede de tus sentimientos, afectos y voluntad. En tu corazón es donde decides colocar valor a las cosas, realmente las cosas en sí mismas no tienen valor, sino lo que cada persona decida valorar.
Lo más importante de la vida no se puede comprar. La salvación, el amor, la paz, la fe, la familia, el hogar, la salud, el gozo.
Puedes comprar una casa, pero no un hogar. Puedes pagar para relajarte, pero no comprar la paz. Puedes comprar medicinas, pero no puedes comprar salud. Puedes pagar por tener alegría, pero no puedes comprar el gozo. Se puede pagar por sexo, pero no comprar amor.
El Evangelio no dice que no trabajes o que no prosperes, sino que nos advierte de no poner nuestro corazón en las cosas temporales que nos alejan de Dios y de estar en el rebaño de Cristo.
Jesucristo realizó carpintería, pero eso no le impidió cumplir el propósito de ser el Salvador. El apóstol Pablo hacía tiendas, pero eso no le impidió servir a Dios.
¿Cómo saber dónde he puesto mi corazón?
Piensa: ¿dónde está tu pasión, tu obsesión o cuáles son tus deseos? ¿En qué te esfuerzas y cuáles cosas son importantes para ti?
El valor que les des a las cosas de la vida estará determinado por el sitio donde colocas tu corazón. Por eso Cristo dijo: “Donde está tu tesoro ahí estará tu corazón”.
A nuestro «corazón» le pueden caber infinitas cosas, pero si pones a Dios en el primer lugar de tu corazón, todas las demás cosas ocuparán el lugar que les corresponde, nadie ni nada se convertirá en ídolo, en obsesión que te separe del camino de Dios, porque en la sede principal de tu corazón estará quien realmente se lo merece, el Rey de reyes y Señor de señores.
Dios te bendice.
George Laguna
Pastor y periodista
georgelaguna@gmail.com