
«Los pensamientos (planes) son frustrados donde no hay consejo; mas en la multitud de consejeros se afirman» (Proverbios 15:22).
Los planes y proyectos prosperan gracias a la dirección que le imprimen los sabios consejos. Los buenos consejos permiten ampliar la visión de los emprendimientos, asuntos de trabajo, etc. sobre los que se necesita tomar decisión. Así lo expresa el rey Salomón: «Los pensamientos (planes) con el consejo se ordenan; y con dirección sabia se hace la guerra» (Proverbios 20:18. RV60). El consejo viene para ampliar nuestra perspectiva de un asunto. Aumenta también nuestro nivel de confianza y certidumbre en la toma de decisiones.
En este proverbio el rey Salomón pone de manifiesto el valor de consultar con consejeros idóneos (consultores, mentores, expertos en un área, coaches, entre otros) antes de tomar decisiones importantes.
Nadie posee la verdad completa, ni la interpretación exacta de la realidad, de allí la importancia de recibir consejos de otras personas. Hoy en día contar con hábiles consejeros y asesores es un factor que apoya el éxito en la gestión de los líderes, organizaciones y naciones. Esa es la idea que resalta el rey Salomón en otro proverbio: «Sin dirección, la nación fracasa; el éxito depende de los muchos consejeros» (Proverbios 11:14. NVI).
El consultar con otros pone a nuestra disposición el conocimiento y la experiencia de otras personas autorizadas, expertas y sabias. Esta práctica es de gran provecho en contextos tan complejos y cambiantes como la realidad presente. En este sentido el consejo de la persona idónea nos hace más sabios. Es de saber acoger con apertura el consejo de personas idóneas. «Atiende al consejo y acepta la corrección, y llegarás a ser sabio» (Proverbios 19:20. NVI), decía el sabio Salomón.
Ahora, tener consejeros es mucho más que el simple hecho de actuar con un directorio, o de sostener reuniones periódicas con el equipo gerencial. En ocasiones a muchas de estas personas les cuenta «llevarle la contraria el jefe». Cuando hablamos de consejeros hablamos, por ejemplo, de verdaderos mentores: personas con mayor experiencia o conocimiento que nosotros, que puede ayudarnos a ampliar nuestra perspectiva sobre un asunto, mediante la experiencia ganada en un área o el conocimiento profundo sobre un tema. Un mentor puede apoyarnos en: enseñarnos a determinar prioridades, facilitarnos el proceso de descubrir tu potencial, ejercer un modelo de rol positivo, brindarnos referencias útiles a través de compartir sus experiencias, proveernos apoyo, ánimo y retroalimentación, entre otros. En esta categoría también pueden ser incluidos los coaches: facilitadores para el proceso de toma de conciencia sobre el propio desempeño y del potencial con que se cuenta. Un coach puede apoyarnos en: desarrollar una perspectiva más profunda sobre un asunto, visualizar opciones hasta ese momento no concienciadas, asumir la responsabilidad sobre las decisiones a tomar, fortalecer el compromiso, facilitar un proceso de rendición de cuenta, entre otros.
BUSCAR CONSEJO HACIENDO USO DE LA SABIDURÍA
En ocasiones se busca el consejo, pero por las razones incorrectas, o con la actitud incorrecta. Existe algunos errores que debemos evitar, tales como:
Buscar aprobación/justificación para mantener una postura. En tal sentido, el líder puede presentar la solicitud de consejo, de forma tal de obtener la respuesta que quiere recibir.
Tomar irreflexivamente el consejo como una receta infalible, y no como una perspectiva diferente y una oportunidad para examinar otras alternativas posibles. Aquí aplica exhortación del rey Salomón: «El simple todo lo cree; mas el avisado mira bien sus pasos» (Proverbios 14:15).
Delegar o endosar a otro la responsabilidad de la decisión. Esto equivale a pretender que alguien más decida por nosotros.
Recibir consejos de personas inexpertas. Debemos aprender a diferenciar entre consejos provenientes de personas sabias, con experticia en la materia que se consulta y opiniones que puedan aportar otras personas.
Existen, además, dos actitudes típicas que nos impiden buscar consejo. La primera actitud es el orgullo: la persona que cree que no necesita ayuda de otros. La segunda es la de terquedad: a veces no pedimos consejo porque no queremos enterarnos de que no deberíamos hacer algo que ya hemos decidido hacer.
El consejo de Jetro a Moisés: ejemplo de un consejero idóneo
«Al día siguiente, Moisés ocupó su lugar como juez del pueblo, y los israelitas estuvieron de pie ante Moisés desde la mañana hasta la noche. Cuando su suegro vio cómo procedía Moisés con el pueblo, le dijo: —¡Pero qué es lo que haces con esta gente! ¿Cómo es que sólo tú te sientas, mientras todo este pueblo se queda de pie ante ti desde la mañana hasta la noche? —Es que el pueblo viene a verme para consultar a Dios —le contestó Moisés—. Cuando tienen algún problema, me lo traen a mí para que yo dicte sentencia entre las dos partes. Además, les doy a conocer las leyes y las enseñanzas de Dios. —No está bien lo que estás haciendo —le respondió su suegro—, pues te cansas tú y se cansa la gente que te acompaña. La tarea es demasiado pesada para ti; no la puedes desempeñar tú solo. Oye bien el consejo que voy a darte, y que Dios te ayude. Tú debes representar al pueblo ante Dios y presentarle los problemas que ellos tienen. A ellos los debes instruir en las leyes y en las enseñanzas de Dios, y darles a conocer la conducta que deben llevar y las obligaciones que deben cumplir. Elige tú mismo entre el pueblo hombres capaces y temerosos de Dios, que amen la verdad y aborrezcan las ganancias mal habidas, y desígnalos jefes de mil, de cien, de cincuenta y de diez personas. Serán ellos los que funjan como jueces de tiempo completo, atendiendo los casos sencillos, y los casos difíciles te los traerán a ti. Eso te aligerará la carga, porque te ayudarán a llevarla. Si pones esto en práctica y Dios así te lo ordena, podrás aguantar; el pueblo, por su parte, se irá a casa satisfecho. Moisés atendió a la voz de su suegro y siguió sus sugerencias. Escogió entre todos los israelitas hombres capaces, y los puso al frente de los israelitas como jefes de mil, cien, cincuenta y diez personas. Estos jefes fungían como jueces de tiempo completo, atendiendo los casos sencillos pero remitiendo a Moisés los casos difíciles. Más tarde Moisés despidió a su suegro, quien volvió entonces a su país» (Éxodo 18: 13-27).
Según el relato del libro de Éxodo, se estima que el contingente de israelitas que salieron de Egipto durante el éxodo, era de más de dos millones de personas. Imaginarse a Moisés actuando el solo como juez de toda esa multitud, resulta inconcebible. Pero Moisés no era consciente de las debilidades que tenía su estrategia. Y allí es donde interviene su suegro Jetro para traer el sabio consejo para enfrentar esa situación de manera más eficiente y eficaz. Esta estrategia se resume en «delegar autoridad y tareas en personas idóneas (que cumplan con un perfil) que tú mismo seleccionarás (esto no era delegable)»; así el líder principal (Moisés), podrá dedicarse a las cosas de mayor envergadura. Este consejo llevaba implícita la tarea de Moisés de entrenar a los cabezas de mil, de cien, de cincuenta y de diez, que él utilizaría como jueces. Este concejo representa una solución práctica y sencilla a un gran problema. Esta estrategia sugerida por Jetro se alinea con los principios de la gerencia moderna. Por otro lado, resalta la actitud humilde de Moisés al escuchar la exhortación y consejo sabio de su suegro Jetro.
Enseñanzas para el liderazgo:
Los consejos sabios son aquellos que provienen de una fuente confiable, segura, experimentada, probada y que cuadre con el problema en el que te encuentras.
Recibir consejo requiere cultivar la humildad.
Para aprovechar los consejos se requiere reflexionar sobre ellos; ponderarlos en el contexto en que ocurren.
Es de gran beneficio para un líder contar con mentores y coaches.
Pensamiento: Un buen líder tiene la habilidad de rodearse de consejeros sabios.
Arnoldo Arana
Pastor, psicoterapeuta y escritor
arnoldoarana@hotmail.com