(El Occidental/ VyV).-
El Senado Francés, acordó en 2007 la demolición de 2.800 templos cristianos, debido al desuso de los mismos y al alto coste para restaurarlos. La polémica viene por dos cosas: a veces el costo de la demolición es más alto que el costo de la reforma y el valor patrimonial que tienen algunos templos con siglos de historia y una arquitectura única.
En 2013, por ejemplo, una iglesia construida en 1868, fue demolida a un costo total de 350.000 euros. Este valor es inferior costo que la reforma de la misma.
La pérdida de creyentes y el alto valor de los terrenos donde se construyeron los templos simplemente no justifican la inversión en la restauración. Desde 2007, cuando se tomó la decisión, varias iglesias fueron sustituidas por centros comerciales, tiendas, edificios de apartamentos o estacionamientos.
La reciente invasión de la Iglesia de Santa Rita, en París, que culminó con la expulsión del sacerdote y los fieles que estaban llevando a cabo una misa en su lugar, reavivó el debate. El terreno fue vendido y los nuevos propietarios necesitaban que el edificio fuese derribado.
Marine Le Pen del Frente Nacional francés, declaró que en lugar de destruir una iglesia, el gobierno debe «derribar las mezquitas de los radicales». Ella actuó como portavoz de un factor que no se toma en cuenta por la mayoría de los medios de comunicación. Una parte de los terrenos se está vendiendo a los grupos islamistas que construyen mezquitas en los locales.
Aunque la destrucción de las iglesias no detendrá la obra de Cristo en la tierra, pues cada cristiano es templo y morada del Espíritu Santo, y la Iglesia no se encierra en cuatro paredes, lo que sí preocupa es que estos terrenos sean cedidos a la construcción de mezquitas, religión que no lleva a las personas a la salvación eterna en Cristo Jesús, sino a la condenación, además de perseguir y matar a los fieles del Señor.
La Iglesia Cristiana de Francia, en oración, se encargará de predicar el mensaje de salvación, destruyan los edificios o no.◄