(Verdad y Vida – REDACCIÓN).-
Recientemente la misionera argentina Gilda Olivera, quien tiene casi siete años de labor en China, estuvo en Venezuela de Agencia Alianza Misionera y compartió parte de sus vivencias y experiencias sobre las misiones transculturales con Verdad y Vida.
Gilda trabaja para una organización –de la cual guardaremos su nombre por solicitud de la entrevistada-, la cual se dedica a sembrar la Palabra de Dios a niños en orfanatos. «Los niños son abandonados y dejados por la situación de que en China sólo se puede tener un hijo, a través de este proyecto sembrando en ellos y esperamos que la cosecha sea grande, aunque sea en otro tiempo», explicó sobre su labor, pues en China está prohibido predicarles el evangelio a los niños también.
Continuando con el tema del Suplemento Aniversario sobre la persecución a los cristianos, Olivera informó que a pesar de que en China está prohibido predicar abiertamente, la Iglesia de Cristo sigue creciendo. «Es difícil, porque es una tierra donde está prohibido predicar el evangelio, más allá de que oficialmente dicen que hay libertad de culto pero es mentira, entonces es difícil», comentó.
«Todos deben saber de la Iglesia perseguida, la iglesia subterránea es la que está teniendo un crecimiento masivo», agregó. «En el caso del extranjero, pueden deportarme y no entrar más a China; pero hay otros lugares que sí son realmente peligrosos como el norte de China, la parte de China que limita con los países árabes, las personas corren peligro de vida en estas zonas, son torturados, muchos mueren en prisión y sigue siendo así actualmente», dijo la misionera.
Gilda Olivera recalca que los chinos en la actualidad no están muy preocupados por ser descubiertos adorando al Señor y estudiando su Palabra, es decir, «ellos predican y comparten la fe y no tienen miedo de la persecución, no tienen miedo de morir, tienen bien en claro lo que es vivir el evangelio, lo que es vivir en persecución, así que tenemos mucho que aprender de nuestros hermanos en China».
Comenta la misionera Olivera que desde su llegada a la fecha la persecución continúa existiendo, pero se ha visto una mejoría en la actitud del cristiano respecto a compartir el evangelio. «Vemos que el cristiano tiene más valentía de predicar, tiene más valentía de hablar. En nuestros tiempos se ocultaban más, había muchos temores, pero ahora es como que ellos están más despiertos, no les importa compartir, incluso hay hasta páginas web donde salen muchas quejas, muchas protestas en cuanto a la fe y al cristianismo», explica.
Respecto a la participación de la diplomacia cristiana para alguna ayuda sobre el tema, Gilda considera que no hay nada que puedan hacer pues la persecución es algo bíblico. «la Iglesia crece bajo persecución, que se frene no es el objetivo, es más, nuestros hermanos en China dicen: ‘No oren para que cese la persecución, oren para que podamos soportar la persecución porque el día que la persecución cese es el día en que vamos a dejar de predicar’».
Considera que existe un concepto errado de que hay que orar en contra de la persecución, mientras que la verdadera oración debe hacerse para que los que vivan en persecución puedan soportarla, orar para que su fe crezca y no nieguen al Señor.
Su recomendación a la iglesia o cualquier organización, cristiano y persona es orar, «no se puede hacer más que eso, no se puede sacarlos del país, no hay un plan de lo que se pueda hacer con los hermanos que son perseguidos, solamente orar».
En China no sólo existe el problema o prohibición de predicar el evangelio abiertamente y en público, sino que tampoco se consiguen Biblias para poder estudiar el mensaje de Dios. «No es fácil conseguir Biblias. Las Biblias entran por algunos lugares de China y se trata de trabajar con algún ministerio que imprima las Biblias dentro del país, pero ahora con tanta tecnología, es más fácil conseguirlas, se bajan al teléfono en digital o se leen por internet», acotó Gilda.
Gilda Olivera quiere animar y alentar a la Iglesia en cuanto a las misiones, «que tomen conciencia de que no hay un llamado misionero específico sino que todos somos llamados a hacer misiones, la Palabra es clara de que salgamos al mundo y hagamos discípulos y es un mandato para todos, entonces es tomar conciencia de cuanta ventaja tenemos nosotros como cristianos de vivir en un país libre donde nadie te diga nada por tener una Biblia bajo el brazo».
Sobre el tema de la persecución, Gilda asegura que «hay que dar gracias al Señor y servirle con estas posibilidades que tenemos en nuestros países que son libres». Como próxima labor, Gilda planea seguir trabajando con los orfanatos con una escuela de discipulado para chinos, una escuela de misiones estratégicas para chinos extranjeros, una escuela de estudios bíblicos y como en un año, mudarse hacia el norte del país para trabajar con los refugiados norcoreanos que tratan de cruzar a China.
Hombres y mujeres como Gilda Olivera ponen su vida en riesgo a diario por la salvación de las almas y la conformación de la Iglesia que Jesús vendrá a buscar para el reinado milenial. Es momento para la Iglesia en Venezuela y el mundo de despertar, levantarse y dar a conocer la verdad a toda criatura sobe la tierra.
