La grandeza no tiene nada que ver con lo que tienes, sino con lo que eres. La grandeza es señalada por Dios y reconocida por otros

Tu habilidad te permitirá alcanzar el éxito, tu carácter te ayudará a permanecer en el éxito alcanzado, pero solo la grandeza te permitirá trascender en la vida.
La grandeza no se adquiere de ninguna forma en la vida, no es dinero, logros, talentos o educación.
La grandeza no tiene nada que ver con lo que tienes, sino con lo que eres.
La grandeza es la expresión de algo que ya está dentro de ti, es parte de tu naturaleza original, podríamos decir que es la materia prima con la que fuiste creado.
La grandeza es señalada por Dios y reconocida por otros, todos podemos ser grandes, pero pocos lo logran.
«Si no está en la materia prima jamás se expresará en el producto terminado».
Dicho de otra forma: Nadie puede dar lo que no tiene. El que es grande engrandece la vida de otros; la arrogancia, la prepotencia, la altives y el orgullo no es grandeza, es hinchazón, ese abultamiento refleja una sola cosa, estás enfermo, esa hinchazón es un reflejo inequívoco de pequeñez y pobreza espiritual.
«Nadie está más vacío, que aquél que está lleno de sí mismo».
Menospreciar a otros no te hace grande, solo muestra tu miseria.
«La grandeza se expresa a través del servicio a otros y es motivada solo por el amor».
Jesús dijo: «El que quiera ser más grande debe ser el servidor de todos».
La grandeza tiene su origen en Dios, es su ADN y el sello característico de todo lo que hace y está dentro de ti, a menos que reconozcas a Dios dentro de ti jamás podrás expresar la grandeza, «porque en él vivimos, nos movemos y somos» (Hechos 17:28).
La fama no es grandeza, Dios no quiere que seas famoso, Dios quiere que seas útil a los demás, solo así serás importante para otros.
La grandeza no es ausencia de debilidades, todos tenemos debilidades, la grandeza no procura la perfección, eso es algo que procura el ser humano, la grandeza es la expresión de Dios a través de tu vida, y no tiene nada que ver con hacer proezas, sino con hacer las pequeñas cosas de cada día de forma grandiosa, es dar lo mejor de ti siempre.
«Todos los hombres caen, solo los grandes se levantan».
La grandeza siempre te guiará a hacer lo correcto antes que lo conveniente en la vida, librándote de tentaciones y protegiendo tu integridad.
Para los grandes no existe un momento acertado en sus vidas para hacer algo que saben que está mal, para los grandes todo momento en sus vidas es acertado para hacer algo que saben que está bien.
La grandeza dentro de ti es la que te da el valor para enfrentar y superar a tus enemigos, fue la grandeza dentro de David la que le dio la victoria ante el gigante Goliat.
Alguien consideró que el día más grandioso de la humanidad fue cuando el hombre caminó sobre la luna, pero yo creo que el día más grandioso de la humanidad fue cuando Dios se hizo hombre y caminó sobre la tierra.
Pero nada será más grandioso que el día que tú reconozcas la grandeza de Dios en tu vida y te entregues a ella por completo, para empezar a vivir a plenitud tu vida.
Nadie es verdaderamente grande separado de Dios, la grandeza será el sello de Dios en todo lo que harás en tu vida a partir de ese día en que despiertes a su realidad y lo reconozcas como el Señor de tu vida.
Eres una persona grandiosa, independientemente de la opinión de otros, fuiste creado a su imagen y semejanza, solo abrazando la grandeza de Dios en tu vida lograrás trascender en la vida.
Miguel Ángel León R.
Apóstol, psicólogo y escritor