Se encuentran en el mar, en los montes, cuerpos de gallos, gallinas, palomas, y se ven también entrañas de chivos y carneros.
Las Sagradas Escrituras nos enseñan y explican que lo sacrificado a los ídolos, a los demonios se sacrifica (1ª Corintios 10:19-20).
Donde se sacrifica a los ídolos se encuentran espíritus de demonios, que se alimentan de sangre, los cuales vienen a satisfacerse.
Satanás sabe que los cuerpos de los animales muertos ensucian la ciudad.
Las personas que ven los desperdicios de animales tienen miedo, y el temor hace que quienes trabajan las obras de brujería lo hagan con cierta impunidad.
La peste y los demonios
Hay algo que debemos destacar, las pestes que despiden esos cuerpos en descomposición traen enfermedades, el Salmo 91 nos habla claramente de la peste destructora (Salmo 91:3).
Como ciudadanos inteligentes tenemos que reconocer que la pestilencia es un espíritu del maligno que se mueve en la oscuridad y ataca a hombres, mujeres y niños, poniendo enfermedad sobre la población (Salmo 91:6).
Espíritus de demonios entran en las personas y los animales.
Si nos acercamos por un momento al manual del Creador, nos damos cuenta que los demonios pueden penetrar en las personas y también en los animales.
Partes de los cuerpos de animales sacrificados a los ídolos y tirados en los lugares antes mencionados, son comidos por los perros y estos trasladan a las casas demonios y enfermedades (Lucas 8:30-33).
La sangre de los animales está prohibida por Dios, no solamente el ser sacrificado a los ídolos sino que Dios prohíbe el comer sangre (Levítico 17:6-9).
Es triste saber que las personas iniciadas en la santería, todas tienen que comer sangre de los animales, de esta manera el diablo está poniendo espíritus dentro de los cuerpos de los iniciados en la santería (Levítico 17:10-13).
«Pero tengo algunas cosas contra ti. Tienes contigo a los que se aferran a la doctrina de Balaam, el que enseñó a Balac a poner tropiezos a los hijos de Israel, a hacerlos comer de lo sacrificado a los ídolos, y a caer en inmoralidades sexuales» (Apocalipsis 2:14).
Por el amor de Dios, Jesús es la solución. Jesús es el único que puede romper todo pacto. ¡Gloria a Dios!
Orlando Oviedo
Pastor, escritor y conferencista