
“Examina la senda de tus pies, y todos tus caminos sean rectos. No te desvíes a la derecha ni a la izquierda; aparta tu pie del mal” (Proverbios 4:26-27).
Al caminante le preguntaron, ¿hacia dónde vas? Y respondió con cierto desgano, “hacia donde me lleven los pies”. Muy parecido al personaje principal de una galardonada película que estaba sentado en el porche de su casa y, sin motivo alguno, comenzó a correr. Lo hizo por largo tiempo y por largos caminos hasta que un día, sin más, se detuvo. Terminó cansado y sin haber llegado a ninguna parte. Estas actitudes contradicen lo que enseña nuestro proverbio.
“Examina la senda de tus pies” es una exhortación al auto examen que presupone la existencia de criterios para constatar si los caminos recorridos o por recorrer son “rectos”. Es la apelación a la introspección que involucra confrontar pensamientos y acciones con la regla de las reglas: la Revelación de Dios, la Biblia.
Pero el consejo apunta a dos posturas que se deben asumir cuando nuestros caminos pasan por el escrutinio de la Palabra. Uno es la perseverancia: “No te desvíes a la derecha ni a la izquierda”, y no hay duda, perseverar en el bien hacer siempre es un reto.
Y la segunda es la prevención: “aparta tu pie del mal”. El camino del mal es muy seductor, pero quien evalúa bien, podrá distinguirlo. Hebreos 5:14 enseña: “Pero el alimento sólido es para el que ha alcanzado madurez, para los que por el uso tienen los sentidos ejercitados en el discernimiento del bien y del mal” (Hebreos 5:14).
Lo que es recto, lo es a la luz de la voluntad revelada de Dios, en ella debemos caminar con perseverancia y rechazar lo que no se le ajusta. Esto es un gran reto, ¿Lo aceptas?
Eduardo Padrón
Pastor, comunicador y escritor
edupadron@gmail.com