[quote]En lugar de poner mi energía y mi esfuerzo en quejarme por lo que había perdido, el Señor comenzó a enseñarme a enfocarme en lo que me quedaba [/quote]
Si realmente queremos disfrutar la vida, vamos a tener que hacer un cambio básico con respecto a dónde buscamos la esperanza. Jesús debe ser la fuente de nuestra esperanza en todo tiempo. No importa cuáles sean las circunstancias a nuestro alrededor. Nuestras circunstancias no deberían ser lo que determine nuestro nivel de gozo. Aun y cuando estemos teniendo el peor día de todos, podemos tener una actitud confiada, llena de gozo esperanzada si aprendemos a ver lo que tenemos y no lo que hemos perdido. Siempre vea lo que Dios está haciendo, no lo que usted piensa que no está haciendo.
Me hubiera gustado que alguien me hubiera compartido esa verdad al principio de mi vida. Durante muchos años fui una cristiana miserable y frustrada, y una de las razones principales era porque siempre estaba pensando en lo que no tenía. Y no solamente pensaba en ello; me quejaba de ello. Pasaba mi vida en oración diciéndole al Señor todas las cosas que no tenía. Dios, no tengo suficiente dinero. No tengo el mismo talento que alguien más. No tuve una buena infancia. Y la lista sigue y sigue. Miraba a mi alrededor y hacía un inventario diario de todo lo que no tenía.
Pero el Señor comenzó a mostrarme que tenía mucho, y que simplemente estaba buscando en los lugares equivocados. No hay victoria al enfocarse en las cosas que perdió o que no tiene. En lugar de poner mi energía y mi esfuerzo en quejarme por lo que había perdido, el Señor comenzó a enseñarme a enfocarme en lo que me quedaba. Quizá no haya tenido el dinero para irme de vacaciones a un lugar elegante, pero por lo menos tuve el dinero para pagar mis cuentas ese mes. Es probable que no tenga la habilidad que alguien más tenía, pero era una buena comunicadora y con el tiempo Dios comenzó a usar eso para ayudar a la gente. Posiblemente sufrí abuso de chica, pero Dios me estaba sanando. Mi esposo y mis hijos no eran perfectos, pero yo tenía la bendición de una familia. Mi madre y mi padre me habían abandonado, pero el Señor me había recibido en sus brazos (vea Salmo 27:10).
Entre más comenzaba a enfocarme en lo que tenía, que en lo que había perdido, más mi actitud comenzaba a cambiar. Empecé a ver las bendiciones de Dios y su favor sobre mi vida y mi esperanza comenzó a remontarse.
Lo mismo puede ser cierto para usted. No importa lo que esté pasando hoy, usted puede descubrir un nuevo gozo en la vida. Es probable que haya perdido algunas cosas; quizá haya algunas ventajas que usted no tenga. Pero en lugar de enfocarse en lo que ha perdido, ¿por qué no busca entre lo que tiene? Se podría sorprender de lo que puede encontrar.
Cierta vez leí que cuando la madre Teresa comenzó su obra misionera en la India no tenía dinero. Había soñado con construir un orfanato y ayudar a la gente de Calcuta, pero los fondos no estaban allí. Cuando se le preguntó cuánto dinero tenía, ella dijo: “Tres centavos”. La gente dudaba de su misión al preguntarle: “¿Qué puede hacer con tres centavos?”. Pero la madre Teresa respondió: “Tengo tres centavos y a Dios, ¿qué más necesito?”. Me gusta esta actitud. ¡La madre Teresa no estaba preocupada por solamente tener tres centavos porque tenía a Dios!
Creo que sería una idea excelente si hiciéramos un inventario de nuestra propia vida y contáramos cada bendición que Dios nos ha dado. Eso incrementaría nuestra esperanza y desarrollaría nuestra fe.
La lista de inventario de cada uno va a lucir diferente. No todos tenemos los mismos dones, talentos, fortalezas o provisiones -y ciertamente no las tenemos todos al mismo tiempo-, pero Dios jamás le prometió que tendría lo que alguien más tiene o que esa persona tendría lo que usted tiene. Recuerdo haber estado en una colonia de leprosos durante una visita a India, y un hombre con lepra me preguntó si me gustaría ver su casa. Él parecía estar muy emocionado, así que felizmente fui con él para verla. Resultó que lo que él estaba llamando casa era un hoyo de unos 10 pies (3 m) de largo y 6 pies (1,83 m) de alto cavado en la ladera de una colina de tierra. Estaba amueblado con una hamaca hechiza, un par de postes maltratados y algunos platos. Debo admitir que fui convencida de pecado hasta el tuétano cuando me di cuenta de lo feliz que estaba él con tan poco y de lo infeliz que con frecuencia soy yo con tanto.
Con eso en mente, esta es una lista de cosas sugeridas por las cuales agradecerle a Dios. Quizá no tenga todo lo que hay en esta lista (en este momento), pero es probable que se identifique con muchas de ellas. El leproso que conocí se hubiera sentido extasiado de tener cualquiera de estas cosas.
• Un techo sobre su cabeza.
• Un amigo que le interese ver cómo se encuentra.
• Familiares que lo aman.
• Un coche que funcione (sí, incluso si apenas funciona).
• Un estómago lleno.
• Agua corriente caliente y fría.
• Sentido del humor.
• Un salario semanal.
• Una cama cómoda.
• Un sueño en su corazón.
• Oportunidades educativas para sus hijos.
• Una iglesia local que lo anime.
• Un cuerpo saludable.
• Un armario lleno de ropa.
• Una Biblia que leer.
• Esperanza para el futuro.
Y estas son solamente algunas cosas que me vinieron a la mente. Le aseguro que si se toma el tiempo para pensar y orar acerca de ello, usted podría hacer una lista 10 veces más larga que esta.
Algunas de estas cosas que mencioné podrían parecer bastante básicas, pero si lo piensa, hay personas alrededor del mundo que no tienen incluso las cosas más básicas que usted tiene. Agua, alimentos, refugio: estas cosas no se deben dar por sentadas. Debemos estarle agradeciendo a Dios por estas necesidades básicas y jamás ni por un minuto darlas por sentadas.
Tomado de su libro «¡Viva con esperanza!». Casa Creación. Usado con permiso.
Joyce Meyer
Escritora y conferencista