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Jamás abandone su capacidad de soñar…

(Fernando Alexis Jiménez  – Pastor).-

Las imágenes que apreció cuando niño en los libros de geografía, le robaron para siempre su tranquilidad. Recreándose en grabados sobre Grecia, los que asoció inmediatamente con La Ilíada -la mítica novela de Homero que le recreó muchas tardes-, se fijó el propósito indeclinable de visitar ese lejano país.
El primer escollo que el alemán Henry Schliemann debió vencer, fue la pobreza. Trabajó por años. Nunca se dio por vencido. Cambiaron las circunstancias a su alrededor, pero jamás renunció a su sueño. A la par que laboraba en cuanto pudiera, para amasar una pequeña fortuna, aprendió por su cuenta historia, lenguas y artes de la antigüedad.
Sólo cuando tenía 50 años pudo ver realizada su meta. Era 1871 cuando logró, con ayuda de un grupo de expedicionarios, descubrir los vestigios de una metrópoli que inicialmente describió como Troya. Sin embargo, en el curso de su excavaciones, surgieron los restos de otras ocho ciudades a lo largo de las costas griegas de Anatolia.
Henry se preparó para construir el camino hacia sus sueños. Se forjó grandes propósitos. Se preparó para altos vuelos. Como él, triunfan los que van mas allá de lo cotidiano, aquellos que determinan llegar a nuevas alturas, los que no se conforman con días de rutina, sin nada por lo que luchar…

Con ayuda de Dios podemos lograrlo…
Quien no tiene un propósito en la vida, trasegará con desgano mientras ve morir días sin sentido. Es necesario tener una meta y volcarnos a ella. Por supuesto, las crisis y los períodos difíciles vendrán. Momentos en los que consideramos que nada contribuye a conquistar nuestro sueño. Pero podemos lograrlo…
Si avanzamos hacia nuestros objetivos, tomados de la mano de Dios, de seguro veremos el momento en que se tornen realidad: «Bienaventurado el hombre que tiene en ti sus fuerzas, en cuyo corazón están tus caminos. Atravesando el valle de lágrimas lo cambian en fuente, cuando la lluvia llena los estanques. Irán de poder en poder; verán a Dios en Sion» (Salmos 84:5-7).
Es hora de que trace una meta en su existencia. Puede ser la realización de un proyecto que siempre tuvo en mente pero que nunca empezó. O tal vez un cambio definitivo en su existencia. Quizá un negocio o probablemente iniciar estudios de aquella carrera que siempre despertó sus sueños… Recuerde: ¡Con ayuda de Dios… podemos lograrlo…!

fernando@adorador.com

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