1. A inicios del siglo XVI nadie habría discutido que había trabajos más dignos y menos dignos. Ciertas ocupaciones no eran propias de los señores, e incluso se pensaba que el trabajo era un castigo impuesto por Dios a los primeros seres humanos por su caída en el huerto del Edén. La Reforma presentó una visión radicalmente distinta del trabajo.
2. El regreso de la Biblia permitió descubrir que Adán ya había recibido de Dios la misión de trabajar antes de la “caída” y que esa labor consistía en algo tan simple como labrar la tierra y guardarla (Génesis 2:15). Este descubrimiento cambiaría la historia de occidente. Lutero escribió: “cuando un ama de casa cocina y limpia y realiza otras tareas domésticas, porque ése es el mandato de Dios, incluso tan pequeño trabajo debe ser alabado como un servicio a Dios que sobrepasa en mucho la santidad y el ascetismo de todos los monjes y monjas”. En su comentario a Génesis 13:13, dice en relación con las tareas de la casa que “no tienen apariencia de santidad y, sin embargo, esas obras relacionadas con las tareas domésticas son más deseables que todas las obras de todos los monjes y monjas… De manera similar, los trabajos seculares son una adoración a Dios y una obediencia que complace a Dios”.
3. Juan Calvino, al que se asocia con la denominada ética protestante del trabajo, afirma en su comentario a Lucas 10:38: “es un error el afirmar que aquellos que huyen de los asuntos del mundo y se dedican a la contemplación están llevando una vida angélica… Sabemos que los hombres fueron creados para ocuparse con el trabajo y que ningún sacrificio agrada más a Dios que el que cada uno se ocupe de su vocación y estudios para vivir bien a favor del bien común”.
4. Los reformadores menos conocidos también fueron explícitos sobre el tema. William Tyndale, traductor del Nuevo Testamento del griego al inglés y muerto en la hoguera por orden del rey Enrique VIII, escribió: “existe una diferencia entre lavar platos y predicar la Palabra de Dios, pero en lo que se refiere a complacer a Dios, no existe ninguna en absoluto”. William Perkins, un teólogo puritano, señaló: “la acción de un pastor que guarda las ovejas… es tan buena obra ante Dios como la acción de un juez que dicta sentencia, o un magistrado que gobierna o un ministro que predica”.
5. Para los autores protestantes, la base para llegar a esa conclusión no estaba solo en los textos de la Biblia en general, sino, de manera muy especial, en el propio Jesús. Uno de los pensadores protestantes señaló: “es una cosa maravillosa que el Salvador del mundo, y el Rey sobre todos los otros reyes, no se avergonzara de trabajar, sí, y de emplearse en una ocupación tan sencilla. De esa manera santificó todas las formas de trabajo”.
6. La Reforma inspiró un estado de anti-autoritarismo, que condujo a una reacción contra el sistema feudal y, por extensión, al movimiento democrático en todo el mundo. Después del siglo XVI, movimientos como el sufragio de las mujeres y la abolición de la esclavitud remontan sus raíces a los principios de la era de la Reforma. En relación con el trabajo impulsó lo que el sociólogo Max Weber denominó la “ética protestante del trabajo”. La investigación de Weber partió de una constatación estadística que un discípulo suyo realizó: en un país con población protestante y de otras confesiones, los protestantes ocupaban un nivel más alto en la dirección de las empresas industriales modernas y en la posesión de la riqueza. Una de las conclusiones a las que llega Weber en su trabajo es que ese resultado no se alcanzaba gracias a un espíritu materialista reinante en el protestantismo, sino a una religiosidad más intensa que controla las vidas de estas personas. El protestante promedio, del tiempo de Weber, vivía un tipo de ascetismo que promovía el bienestar familiar y aumentaba la capacidad de ahorro.
7. Por otra parte, cuando Weber pasa a investigar el origen del espíritu capitalista, empieza por el estudio de las confesiones religiosas del siglo XV a XVII, ya que asume que solo una fe religiosa podría tener la fuerza para desarrollar e imponer una mentalidad distinta y opuesta al tradicionalismo dominante. Desemboca Weber en el estudio del protestantismo, especialmente se enfoca en la comprensión de las doctrinas de la predestinación y la seguridad de la salvación, ambas de origen calvinista. Weber analizó las consecuencias prácticas de estas creencias en la organización de la vida y familia del creyente.
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Recogemos los aportes del Dr. César Vidal, historiador y teólogo español, especialmente en su artículo: Las razones de una diferencia (1) Trabajo, publicado en http://www.libertaddigital.com/opinion/cesar-vidal/el-trabajo-61703/
Tomado de la Biblia edición especial, 500 años de la Reforma de Sociedades Bíblicas Unidas©