La historia cuenta que Arthur Doyle hizo una broma a doce de sus conocidos, hombres respetados e ilustres. Envió doce telegramas con el mismo mensaje: «Huye inmediatamente. Todo se descubrió». A las veinticuatro horas, ¡todos habían abandonado el país! Era evidente que cada uno de ellos tenía algo que ocultar.
La vida del gran evangelista Billy Graham ha inspirado a miles de personas alrededor del mundo por su integridad. «Billy Graham fue la misma persona todo el tiempo. En él no había ni encubrimiento ni fachada. Billy era Billy, estuviera donde estuviera: predicando a miles de personas, corriendo en un camino cerca de su casa, montando a caballo, jugando al golf, nadando, preparando un sermón o comiendo con su encantadora esposa Ruth», Grady Wilson, miembro de su equipo por muchos años.
George Beverly Shea, colaborador cercano durante más de 60 años, alaba la fe cristiana auténtica de Billy y lo define como «un cristiano de veinticuatro horas al día». Cuando se le preguntó al predicador Graham por qué quería ser recordado, él dijo: «integridad; por ella he trabajado durante toda mi vida». La integridad es verdaderamente una cualidad que vale el esfuerzo de trabajar toda una vida y con todas las fuerzas.
No renuncies a tu integridad para conseguir una nota. No renuncies a tu credibilidad para lograr una venta. No abandones tu honradez por un placer efímero; por nada del mundo vendas tu integridad, aunque tengas que soportar pérdidas de dinero, fama o amistades a lo largo del camino. Albert Einstein dijo: «No hay que tratar de ser una persona de éxito, sino más bien una persona de valor».
¿Coqueteas con alguien que no es tu cónyuge? ¿Miras películas prohibidas? ¿Has falseado tu currículum? ¿Has ‘tomado prestado’ de tu trabajo cosas que no te pertenecen? ¿Pides que otro marque tu tarjeta de entrada en el trabajo? ¿Te has atribuido el crédito o los réditos por algo que no hiciste? ¿Eres en tu casa la misma persona que cuando estás en la iglesia? ¿Aduces enfermedad cuando no quieres trabajar? ¿Eres respetuoso del tiempo de los demás? ¿Cumples tus promesas? ¿Haces lo correcto porque es lo correcto aunque nadie esté mirando?
Si en tu viaje por la vida alguna vez te encuentras con que no te queda más nada que tu integridad, ¡tienes más que suficiente!
José Luis y Silvia Cinalli
Pastores, consejeros y escritores
consultas@placeresperfectos.com.ar