(Verdad y Vida – Redacción).-
El pastor y autor Pablo A. Deiros, explica en su libro “El mundo religioso Latinoamericano” la importancia de conocer el entorno cultural propio de América Latina para poder comunicar el Evangelio de la manera correcta para el receptor. En entrevista exclusiva para Verdad y Vida, Deiros profundizó sobre su libro y dio algunas recomendaciones para la Iglesia de Cristo.
De acuerdo al autor, este “es el primer libro de pluma evangélica latinoamericana que aborda esta temática, no existe otro libro igual en nuestra lengua donde se analizan académicamente cuestiones como religión y religiosidad”.
En el libro se “considera el mundo propiamente religioso, comenzando por las religiones precolombinas, pasando por las religiones etnográficas, es decir, pueblos indígenas actuales y luego abordando cuestiones que tienen que ver con las religiones de las masas: catolicismo popular, protestantismo popular, religiosidad popular. La realidad es que en América Latina reconocemos con gratitud al Señor, que el evangelio nos llegó de misioneros extranjeros de Europa algunos, la mayoría norteamericanos”, dijo Deiros.
Aclaró que “el protestantismo hoy tiene raíces misioneras, hay un protestantismo autóctono muy importante, pero las denominaciones más tradicionales y demás son de origen norteamericano”, al tiempo que dio gracias a Dios por “la fidelidad de estos hermanos y hermanas, y porque hemos recibido de ellos el evangelio, aunque su misiología en muchos casos estuvo equivocada”.
Los misioneros pensaron “ingenuamente” que América Latina era una “tábula rasa” para la predicación del evangelio y que “ellos eran los primeros portadores del evangelio y su predicación se orientó a condenar el paganismo, la idolatría católico romana, de manera que, vuelvo a decir, con ingenuidad muchos misioneros pensaron que la Biblia, que el evangelio, que el mensaje de Jesús llegaba con ellos por primera vez, lo cual no es cierto”, agregó.
Para Deiros sería absurdo pensar que el testimonio de Dios llegó a América Latina con la llegada del primer misionero norteamericano hasta mediados del siglo XIX o la primera mitad del siglo XX. “Hay testimonio de Dios en todos los pueblos indígenas, hay testimonio de Dios incluso en los pueblos prehistóricos, hay testimonio de Dios en los pueblos etnográficos, y conocer esta realidad es una gran ventaja para la comunicación del evangelio”, estableció.
Explicó el autor que el crecimiento que ha tenido el pentecostalismo, denominación que abarca al 80 % de evangélicos en América Latina, se debe a que “el pentecostalismo como básicamente religión urbana ha sabido entender la cultura popular urbana de anomía, de desarraigo y ha llenado las necesidades sentidas de las personas y ha transmitido el Evangelio en lenguaje típico latinoamericano, no tanto en el discurso racional, el sermón de tres puntos, sino a través de la danza, del canto, de las palmas, de hablar en lenguas que es la manera más democrática de comunicación de las verdades divinas porque todo el mundo lo puede hacer y participar del culto”.
Recalcó que hay que “leer un poco, conocer el mundo religioso latinoamericano porque cuanto mejor lo conozca más ventajas tengo para la comunicación del evangelio”.
¿Habla algo de Venezuela este libro?
– Por supuesto, porque en la primera parte donde yo analizo las religiones precolombinas hago el análisis región por región y Venezuela entra en lo que sería el área andina. El primer subtítulo del área andina, son los chibchas que dominaron toda la zona bolivariana y es muy interesante la religión de los chibchas. Venezuela está llena de pueblos etnográficos especialmente el oriente venezolano y esas poblaciones no están en un limbo religioso. Grupos humanos como los yanomami y demás que están en el oriente venezolano, alrededor del Río Negro y la frontera con Brasil, donde la misión Las Nuevas Tribus ha estado trabajando, tienen una riqueza teológica y religiosa extraordinaria, a partir de la cual se puede construir la fe en Jesucristo, no en contra de la cual, sino a partir de la cual.
“Y en el caso urbano -prosigue Deiros-, es exactamente el mismo caso que en cualquier otro lugar de América Latina, la cultura urbana es festiva, alegre, expansiva, caliente, caribeña y hay que entender esa cultura para comunicar bien allí el Evangelio. Por otro lado y a nivel sí de la confrontación, no se puede predicar el Evangelio sin conocer lo que es la santería y el sincretismo que hay. Y acá los evangélicos tenemos un problema porque hacemos bien en rechazar los sincretismos porque son dañinos, enferman y son peligrosos y llevan a idolatría. Pero desde el punto de vista misiológico debemos tener cuidado de no dejar de lado los procesos de hibridación, que significa tomar de la cultura recipiente todo lo que podemos tomar para comunicar más fácilmente el Evangelio, eso no es sincretismo eso es hibridación, y acá es donde los misioneros muchas veces han fallado. Por ejemplo, condenando el baile o condenando los instrumentos de percusión o de cuerdas”.
“Hoy dadas las condiciones en que estamos sirviendo en el continente no se admite la ignorancia de los factores culturales en la comunicación del Evangelio”, sentenció. Así como tampoco se admite “a un latinoamericano que ignore su propia cultura cuando comunica el Evangelio o lo que es peor cuando imita a un ‘yankee’ tratando de predicar con códigos culturales que son rechazados, cuando la riqueza cultural nuestra es tan extraordinaria y se ve en la música, en la danza, en los colores, en las metáforas, en los relatos, en los mitos, las leyendas de nuestros pueblos aún urbanos porque el mundo urbano tiene también sus propios mitos, leyendas y códigos que nosotros tenemos que entender”, agregó Deiros.
Para finalizar y ya conociendo el contenido histórico, ¿qué debe mejorar la Iglesia?
– Yo creo que la primera cosa que tiene que mejorar son los líderes. Hoy un pastor, misionero, evangelista, líder en la iglesia tiene que ser una persona bien preparada, en otro momento se podía aceptar cierta improvisación porque no había recursos, porque no habían medios, éramos pocos, por la razón que quieras, hoy la situación no es así, hoy el nivel de los desafíos es tan grande, tan alto que se requiere de un liderazgo bien preparado, bíblica y teológicamente pero además hombres y mujeres que conozcan a fondo la realidad en que están sirviendo al Señor. No se admite hoy un pastor que simplemente es un imitador de otros, es alguien que con la excusa de que está lleno del Espíritu Santo puede hacer cualquier barbaridad, eso tampoco se admite porque alguien lleno del Espíritu Santo se va a interesar por estudiar bien a fondo la Biblia, se va a interesar por conocer bien el mensaje que predica y conocer bien a la gente a la que le comunica el mensaje; es decir, va a ser un buen imitador de Jesús no del predicador de moda de la televisión evangélica enlatada. Jesús conocía muy bien a su pueblo, hablaba su lenguaje, sabía cuáles eran sus necesidades, le contaba historias que eran las historias que el pueblo conocía, las parábolas son historias que se conocían en el pueblo, el pueblo las conocía, Jesús les daba un giro diferente, extraordinario con una creatividad fantástica, por eso era un gran maestro. Un pastor, un líder, un predicador, un evangelista hoy no puede ser menos que Jesús y tiene las condiciones para serlo, ¿por qué?, primero porque tiene al Espíritu Santo que nos enseña todas las cosas y nos guía a toda verdad; y segundo, porque tiene recursos como este libro que yo escribí para que conozca sobre la cultura religiosa latinoamericana, hoy hay un libro que te puede enseñar cómo es.◄