«Yo conozco tus obras, y tu arduo trabajo y paciencia; y que no puedes soportar a los malos, y has probado a los que se dicen ser apóstoles, y no lo son, y los has hallado mentirosos» (Apocalipsis 2:2).
Todas las cartas a las Iglesias en Apocalipsis, comienzan con: «Yo conozco tus obras». Aunque muchos digan que las obras no importan, yo siempre me apegaré a la Palabra. Si el Señor lo considera tan importante como para decírselo a cada una de las siete iglesias, yo lo tomaré en cuenta.
Es que la fe sin obras está muerta, son las obras las que dan testimonio de nuestra fe. Claro, no las obras de la Ley, sino las obras del amor, de la compasión, la misericordia.
El Señor «vio» la fe de aquellos cuatro que llevaron al paralítico a su presencia, su Espíritu nos dirija y nos use para la gloria del Padre.
¡Dios te bendiga!
Fernando Regnault
Articulista
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