Verdad y Vida EL QUINCENARIO CRISTIANO DE VENEZUELA
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Esperamos en Dios que este fuego continúe en el corazón de los jóvenes y no se extinga por el sistema religioso que predomina en su pueblo
En los últimos días hemos visto un derramamiento del Espíritu Santo en la universidad de Asbury en Kentucky, Estados Unidos. De forma espontánea los jóvenes estudiantes comenzaron a buscar del Señor, clamando a Dios perdón por sus pecados y entregando sus vidas a Cristo con una convicción sobre natural. Muchos ya eran creyentes, pero no convertidos realmente a Cristo. Fue un tiempo impresionante de ver que Dios está llamando a los jóvenes. Pero lamentablemente también se ha visto que el espíritu farisaico aún también está operando, es el espíritu que ama más la tradición, las agendas humanas, los compromisos con el dinero y el apego a los sistemas.
La Universidad Asbury ha cancelado los encuentros públicos de este derramar del Espíritu y ha pedido que se celebren en otro sitio. Esperamos en Dios que este fuego continúe en el corazón de los jóvenes y no se extinga por el sistema religioso que predomina en su pueblo.
Reflexionando en el tema vienen varios puntos para meditar y orar:
– Dios llamó a los jóvenes, no llamó a cristianos adultos y menos a ministros en este mover. ¿Será porque nos hemos vuelto rígidos al Espíritu Santo?
– Fue dentro de una universidad, no una iglesia. ¿Será que Dios no quiere que su gloria y mover se capitalice por ninguna denominación o persona en particular?
– ¿Si esto pasa en nuestras iglesias, empresas o universidades locales, también vamos a cancelar el mover del Espíritu Santo o tendremos el valor de capitalizar todo este mover para formar discípulos de Cristo con fuego para avivar a toda esta nación y el mundo para el Señor?
– ¿Qué está primero en nuestras vidas como líderes y ministros, nuestras agendas o la búsqueda de Dios?
En mi humilde opinión algo quiere Dios enseñarnos con todo esto.
Esta fue solo la chispa de algo aún más grande que el Señor está por comenzar en toda la tierra. ¡Preparémonos y estemos dispuestos como los hicieron los primeros discípulos de Cristo!
¡Que los sistemas humanos no apaguen la llama divina!
Manuel Noriega A.
Apóstol
