En estos días de Semana Santa celebramos que Jesús, por amor a la humanidad, se ofreció para morir por nosotros
En estos días estamos celebrando la Semana Santa. Son días mucho más importantes que las decoraciones de los huevos, que los conejos de chocolate o las comidas típicas que podamos tener en nuestro país en estas fechas.
En estos días de Semana Santa celebramos que Jesús, por amor a la humanidad, se ofreció para morir por nosotros. Su muerte y resurrección nos proporciona su gracia para salvación, la vida eterna, liberación, reconciliación con el Padre, el poder ser Sus hijos, herederos, etc…
Considera un momento que Jesús murió en la cruz para darte la oportunidad de ser hijo/a de Dios. Todos somos criaturas de Dios, pero es solo cuando aceptamos a Jesús, que Dios nos da el derecho de ser hijos de Él.
“Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios” (Juan 1:12).
Pablo dice que “en Cristo” somos adoptados por Dios, ¡Él nos hace sus hijos!
Un persona que es adoptada recibe el derecho de pertenecer a la familia, y tiene los mismos derechos que los demás hijos naturales.
Es hermoso entender que cualquier adopción es ofrecida por “el deseo y la voluntad propia” del que ofrece la adopción, ¡el/la hijo/a solo recibe ese privilegio!
De la misma manera, Dios por su amor y gracia nos ofrece ser sus hijos, y nosotros solo tenemos que aceptar este regalo tan valioso que Él nos ofrece. Es Dios mismo quien nos cualifica para que podamos ser sus hijos. ¡Es por su gracia!
“Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; no por obras, para que nadie se gloríe” (Efesios 2:8-9).
En estos días de Semana Santa, recordemos y celebremos que siempre ha sido el amor del Padre y el sacrificio de Jesús que nos cualifica para poder tener relación con Dios y vida eterna.
¡Es nuestro deseo Dios el amarte y servirte todos los días de nuestras vidas!
Oramos que tengan unos días muy bendecidos.
Kees-Jan y Candy de Maa