
Hoy recordamos a alguien que pronunció unas palabras inesperadas, pero igualmente necesarias y determinantes, que cambiaron el curso de la historia de la humanidad, y lo hizo a favor de sus captores, aquellos que después de torturarlo lo estaban matando, al crucificarlo en una cruz, Él dijo: «Padre perdónalos porque no saben lo que hacen»; y de esta forma salvó a todos los que recibieron su perdón. Si, fue así como Él amó a la humanidad, dando su vida para salvar la nuestra, el amor que nos tiene es tan grande, que está por encima de todo.
No puedes hacer nada para que Dios te ame más, tampoco puedes hacer nada para que Él te ame menos, porque Él te ama sin medidas y por encima de todo. De tal manera ama Dios al mundo, que envió a su hijo Jesucristo a morir en la cruz del Calvario, para que todos los que creamos en Él seamos salvos, no hay un amor más grande que este.
Hoy todos hablan de una corona llamada Covid-19, que siembra muerte y destrucción a su paso, mientras que a Él le pusieron una corona de espinas antes de matarlo, pero no pudieron prever que después de tres días Aquél de quién se burlaron resucitaría de la muerte, para tener una Corona que le dio un nombre sobre todo nombre, para que en su nombre se doble toda rodilla de los que están en los cielos, en la tierra y debajo de la tierra y toda lengua confiese que Jesucristo es Rey y Señor.
Si. Hoy recordamos a Jesucristo, el Rey de reyes y Señor de señores, bajo cuyo poder están todas las demás coronas de este mundo, incluido el coronavirus Covid-19, este también tiene que doblar sus rodillas ante Jesucristo, los que creemos en Él estamos bajo su protección y cuidado, su amor mostrado en la cruz no solo nos redimió de la enfermedad, sino que también nos redimió de la pobreza y la muerte.
El mismo que murió por ti en la cruz te dice hoy: «Yo soy tu Dios que te doy fuerzas y te sostengo con mi mano derecha y te digo; no temas, yo te ayudo».
Hoy bajo su corona estás seguro, «caerán mil a tu lado y diez mil a tu diestra, pero a ti no llegará», confía en Aquel que murió y resucitó, venciendo a la muerte, Él tiene cuidado de ti y te ha prometido que estará contigo todos los días hasta el final, y obviamente este no es el final para ti, esto es temporal, esto también pasará.
También es un momento oportuno para imitar lo que Él hizo en la cruz, es momento de perdonar, soltar y dejar ir todas tus cargas, perdona a todos aquellos que te lastimaron o te hicieron algún mal, tal y como lo hizo el Señor, cuando dijo: «Padre perdónalos porque no saben lo que hacen»; el mayor beneficiado de esta acción serás tú mismo, cuando perdonamos somos libres de la basura emocional, que tanto daño le causa a nuestro sistema inmune, impidiéndole hacer su trabajo; mantenerte sano y lleno de vida.
Como vez; hoy celebramos el día que Jesucristo venció a la muerte, para que tú y yo tengamos vida y vida en abundancia, hoy encerrados en nuestras casas celebramos la vida y no la muerte. hay una sola CORONA con poder ilimitado, la corona del Rey de reyes y Señor de señores: JESUCRISTO.
Miguel Angel León R.
Apóstol, psicólogo y escritor