Para el cristiano, el aborto no es un asunto del derecho de la mujer a elegir tener un bebé. El bebé ya está presente y vivo. El aborto es un asunto de vida o muerte de un ser humano hecho a la imagen de Dios

La Biblia nunca aborda específicamente el tema del aborto. Sin embargo, hay numerosas enseñanzas en las Escrituras que dejan muy claro cuál es el punto de vista de Dios sobre el aborto.
– Jeremías 1:5 nos dice que Dios nos conoce antes de formarnos en el vientre.
“Antes que te formase en el vientre te conocí, y antes que nacieses te santifiqué, te di por profeta a las naciones” (Jeremías 1:5).
– El Salmo 139:13–16 habla del papel activo de Dios en nuestra creación y formación en el útero.
“Porque tú formaste mis entrañas; tú me hiciste en el vientre de mi madre. Te alabaré; porque formidables, maravillosas son tus obras; estoy maravillado, y mi alma lo sabe muy bien. No fue encubierto de ti mi cuerpo, bien que en oculto fui formado, Y entretejido en lo más profundo de la tierra. Mi embrión vieron tus ojos, y en tu libro estaban escritas todas aquellas cosas que fueron luego formadas, sin faltar una de ellas” (Salmo 139:13-16).
– Éxodo 21:22–25 prescribe el mismo castigo, la muerte, para alguien que causa la muerte de un bebé en el útero que para alguien que comete un asesinato. Esta ley y su castigo indican claramente que Dios considera que un bebé en el útero es tanto un ser humano como un adulto.
“Si algunos riñeren, e hirieren a mujer embarazada, y ésta abortare, pero sin haber muerte, serán penados conforme a lo que les impusiere el marido de la mujer y juzgaren los jueces. Mas si hubiere muerte, entonces pagarás vida por vida, ojo por ojo, diente por diente, mano por mano, pie por pie, quemadura por quemadura, herida por herida, golpe por golpe” (Éxodo 21:22-25).
– Para el cristiano, el aborto no es un asunto del derecho de la mujer a elegir tener un bebé. El bebé ya está presente y vivo. El aborto es un asunto de vida o muerte de un ser humano hecho a la imagen de Dios.
“Entonces dijo Dios: Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza; y señoree en los peces del mar, en las aves de los cielos, en las bestias, en toda la tierra, y en todo animal que se arrastra sobre la tierra. Y creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó; varón y hembra los creó” (Génesis 1:26-27).
“El que derramare sangre de hombre, por el hombre su sangre será derramada; porque a imagen de Dios es hecho el hombre” (Génesis 9:6).
¿Qué dice la Biblia sobre el aborto? En pocas palabras, el aborto es un asesinato. Es el asesinato de un ser humano creado a imagen de Dios.
Un argumento común en contra de la postura cristiana sobre el aborto es “¿qué pasa con los casos de violación y/o incesto?”.
Tan difícil como sería quedar embarazada como resultado de una violación o un incesto, ¿es el asesinato de un bebé la solución? Dos errores no hacen un acierto.
Matar intencionalmente al niño por nacer no es la respuesta. Además, tenga en cuenta que tener un aborto es una experiencia traumática.
Parece una tontería añadir un trauma adicional a la mujer. Además, el aborto puede ser un medio para que los violadores encubran sus crímenes. Por ejemplo, si una menor es abusada y queda embarazada y luego es llevada a abortar, el abuso sexual podría continuar sin sanción. El aborto nunca borrará el dolor de la violación o el incesto, pero muy bien puede aumentarlo.
Un niño que es concebido a través de una violación o un incesto está hecho a la imagen de Dios tanto como cualquier otro ser humano.
La vida de ese niño debe protegerse tanto como la vida de cualquier otro ser humano. Las circunstancias de la concepción nunca determinan el valor de una persona o el futuro de esa persona. El bebé en esta situación es completamente inocente y no debe ser castigado por el acto malvado de su padre.
Dependiendo de la situación, la madre puede optar por criar al niño. Si aún no tiene una comunidad de apoyo, hay muchas organizaciones e iglesias locales listas para caminar junto a ella. O podría dar al niño en adopción. Hay muchas familias, algunas incapaces de tener hijos por sí mismas, que están listas para recibir y amar a un niño de cualquier origen.
Otro argumento que se usa a menudo contra la postura cristiana sobre el aborto es “¿qué pasa cuando la vida de la madre está en riesgo?”.
Honestamente, esta es la pregunta más difícil de responder sobre el tema del aborto.
Primero, recordemos que tal situación es extremadamente rara. El Dr. Landrum Shettles, pionero en el campo de la fertilización in vitro, escribió: “Menos del 1 por ciento de todos los abortos se realizan para salvar la vida de la madre” (Landrum Shettles y David Rorvik, Rites of Life, Editorial Zondervan, 1983, pág. 129). Al Dr. Irving Cushner, profesor de Obstetricia en la Escuela de Medicina de la UCLA, cuando testificó ante el Senado de los Estados Unidos, se le preguntó con qué frecuencia los abortos son necesarios para salvar la vida de la madre o para preservar su salud física. Su respuesta: “En este país, alrededor del 1 por ciento” (testimonio ante el Subcomité del Comité Judicial del Senado sobre la Constitución de los Estados Unidos el 14 de octubre de 1981, citado en The Village Voice, 16 de julio de 1985).
Otros profesionales médicos van más allá y afirman que el aborto nunca es necesario para salvar la vida de la madre. Más de 1.000 obstetras, ginecólogos y expertos en atención médica materna firmaron una declaración en 2012 que decía, en parte, “Como profesionales experimentados e investigadores en obstetricia y ginecología, afirmamos que el aborto directo, la destrucción deliberada del feto, no es médicamente necesario para salvar la vida de una mujer” (Declaración de Dublín sobre Salud Materna, www.dublindeclaration.com, consultado el 9/9/21).
Además, en 2019, “líderes médicos que representan a más de 30.000 médicos dijeron que matar intencionalmente a un bebé no nacido tardío en un aborto nunca es necesario para salvar la vida de una madre” (www.lifenews.com/2019/03/05/30000-doctors-say-abortion-is-never-medical-necessary-to-save-a-mothers-life, consultado el 9/9/21).
Segundo, recordemos que Dios es un Dios de milagros. Él puede preservar la vida de una madre y su hijo a pesar de que todas las probabilidades médicas están en su contra.
En tercer lugar, incluso en el pequeño porcentaje de abortos realizados para salvar la vida de la madre, la mayoría de esos abortos se pueden prevenir mediante un parto inducido temprano del bebé o una cesárea.
Es extremadamente raro que un bebé deba ser abortado activamente para salvar la vida de la madre. En última instancia, si la vida de la madre está realmente en peligro, el curso de acción solo puede ser decidido por la mujer, su médico, a menudo el padre del niño y Dios. Cualquier mujer que enfrente esta situación extremadamente difícil debe orar al Señor por sabiduría (Santiago 1:5), en cuanto a lo que Él quiere que haga, es por ello la importancia de una vida en oración constante porque uno no sabe lo que acontecerá en nuestra vida.
“Y si alguno de vosotros tiene falta de sabiduría, pídala a Dios, el cual da a todos abundantemente y sin reproche, y le será dada” (Santiago 1:5).
La gran mayoría de los abortos que se practican hoy involucran a mujeres que simplemente no quieren tener el bebé. Como se indicó anteriormente, solo el 2 por ciento de los abortos son por violación, incesto o riesgo de vida de la madre. Incluso en este 2 por ciento de casos más difíciles, el aborto nunca debe ser la primera opción. La vida de un ser humano en el útero vale todos los esfuerzos para preservarla.
Para aquellos que han tenido un aborto, recuerden que el pecado del aborto no es menos perdonable que cualquier otro pecado.
A través de la fe en Cristo, todos los pecados pueden ser perdonados.
“Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna” (Juan 3:16).
“Ahora, pues, ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús” (Romanos 8:1).
“En quien tenemos redención por su sangre, el perdón de pecados” (Colosenses 1:14).
Una mujer que ha tenido un aborto, un hombre que ha fomentado un aborto y un médico que ha realizado un aborto, todos pueden ser perdonados por la fe en Jesucristo.◄