Su amor es ofrecido sin importar ninguna condición, pero una vez recibido debemos anhelar conocerle aún más y más

El mundo entero sabe que Dios es amor (1ª Juan 4:8), pero muy pocos conocen cómo es ese amor, dónde está, qué significado tiene. Su amor es grande, tan grande que la única manera posible de comprenderlo será cuando algún día logremos estar con Él cara a cara. Podemos expresar como Él nos ha amado, alabarle por su gracia o favor alcanzado, rendidos en adoración a sus pies por fe y allí contemplar lo inmenso que es el amor de Dios.
Su Palabra nos enseña en toda la escritura sobre Su amor, pero es necesario llegar a ella con la ayuda del Espíritu Santo para tener Su revelación. En el libro de Juan, capítulo 3, versículo 16 nos muestra cuánto, de qué manera amó Dios al mundo. Nos dice que Dios entregó (dio) a su Hijo, para que todo el que cree en Él (Hijo, Jesús) no se pierda, sino que tenga vida eterna. Ahora, a quién se le entregó, perderse dónde, cómo es eso de obtener vida eterna, ¿sino es Jesús estaré perdido? Sin Cristo nada podemos hacer (Juan 15:5). ¿Sabes cómo es Su amor? 1ª Corintios 13:4-8 nos muestra sus cualidades: paciente, amable, generoso, sencillo, humilde, verdadero, respetuoso, bondadoso, dice siempre la verdad, eterno.
El apóstol Juan nos enseña más acerca sobre su amor. En 1ª Juan 4:10 (TLA) “El verdadero amor no consiste en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que él nos amó y envió a su Hijo, para que nosotros fuéramos perdonados por medio de su sacrificio”. El perdón de nuestros pecados es dado por Dios cuando creemos solo en el sacrificio de Jesús por morir en la cruz. Una gracia inmerecida. Bendito es el Señor, dio Su vida por amor a los que creen en Él, a tal punto de llamarnos amigos (Juan 15:13) ¿Imaginas cuán grande y poderoso es el amor de Dios?
Su amor es ofrecido sin importar ninguna condición, pero una vez recibido debemos anhelar conocerle aún más y más, tan solo por agradecimiento de haberse fijado en nosotros y poder alcanzar a muchos otros más por medio de Su Palabra y testimonios alcanzados cuando le buscamos a Él primero (Mateo 6:33), demostrando que es un Dios vivo y real (Jeremías 10:10).
El amor de Dios es manifestado en aquel que obedece Su palabra (1ª Juan 1:2). ¿Queremos que ese amor permanezca siempre en nosotros?, no basta simplemente obedecer, algunos lo hacen sin querer hacerlo, se debe obedecer por amor, no fue fácil subir a la cruz. La Biblia nos guía en Mateo 22:37-39 DHH, “Jesús le dijo: —’Ama al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma y con toda tu mente’. Este es el más importante y el primero de los mandamientos. Pero hay un segundo, parecido a éste; dice: ‘Ama a tu prójimo como a ti mismo’”. También se nos anima a amarnos los uno a los otros (1ª Juan 4:7). Pero en 1ª Juan 4:12 NVI, dice: “Nadie ha visto jamás a Dios, pero, si nos amamos los unos a los otros, Dios permanece entre nosotros, y entre nosotros su amor se ha manifestado plenamente”. Así es manifestado el amor de Dios, un amor fraternal.
Ahora bien, ¿para qué se ha de manifestar el amor de Dios?, ¿qué tan indispensable es? En Su Palabra en 1ª Juan 4:17 NVI, dice: “Ese amor se manifiesta plenamente entre nosotros para que en el día del juicio comparezcamos con toda confianza, porque en este mundo hemos vivido como vivió Jesús. En el amor no hay temor”. Ir a su presencia celestial con confianza y sin temor.
Su Palabra poderosa nos dice en Salmos 143:8 NVI, “Por la mañana hazme saber de tu gran amor, porque en ti he puesto mi confianza. Señálame el camino que debo seguir, porque a ti elevo mi alma”. Enséñanos siempre a caminar en tu palabra, a no dar un paso sin tu dirección. Sea tu Espíritu guiándonos, lámpara a nuestros pies (Salmo 119:105) y oriéntanos a confiar en ti (Jeremías 17:7). Bueno es el amor de Dios.
El amor de Dios no se trata de ver cuánto Él nos pueda dar, sino de comenzar a creer por fe que ya nos ha dado todo, comenzando por Su Hijo. El amor de Dios está en Su Hijo, cuando le aceptamos y reconocemos en nuestras vidas como nuestro único Señor y Salvador. Sublime gracia, por amor nos da el derecho de ser llamados Hijos de Dios (Juan 1:12). Abre tu corazón y busca más del amor de Dios.
Julio Almedo
Informático