Son incontables los profesionales que realizan diversos oficios en tierras extranjeras, puede más el deseo de superación, y por ello realizan labores que les permita el sustento, mejor calidad de vida y hasta ahorros para apoyar a familiares en Venezuela
(Edgar Rojas – VyV).-
Los talentos afloran a millón cuando se trata de emprender los retos que se afrontan al estar más allá de nuestras fronteras. Es causa obligada aprender o desarrollar nuevos oficios y tareas que nos exija la vida en condición de emigrante.
Pensar que se puede desempeñar la carrera profesional que durante años y con mucho esfuerzo alcanzamos en esta tierra de gracia es en realidad una oportunidad entre los desafíos por superar como migrante.
No todo es como lo «pintan», vivir afuera es una aventura totalmente diferente a pesar de lo difícil que se pueda estar pasando en suelo venezolano, esta patria que nos vio nacer siempre vibrará en los corazones de los miles que andan dispersos por el mundo, y de otros que actualmente salen con sus maletas llenas de sueños, sueños de lograr lo que quizás aquí no se alcanzó.
A todo esto, el venezolano busca un rumbo que lo ha llevado a ser de jardinero siendo un abogado, mesero graduado de ingeniero, vendedor ambulante con título de médico, entre otros tantos oficios que ni en remota idea se pensaba hacer porque nunca se estudió para eso. A pesar de todo el trabajo no es deshonra, con esfuerzo y sacrifico se superan obstáculos para alcanzar las metas propuestas.
Es así como, Freddy, técnico superior en informática hace suplencias en calidad de conserje en Chile, Daniela, prominente educadora trabaja en el área de Cosmetología en Ecuador, el bionalista Daniel es ayudante en una carnicería en Estados Unidos, Jorge es ingeniero en alimentos y labora en Perú como albañil. El licenciado Carlos partió desde el Táchira rumbo a Buenos Aires Argentina y ya labora como fotógrafo.
Luis, ingeniero en Telecomunicaciones, salió del corazón del llano venezolano, «Apenas llegué a Buenos Aires empecé a trabajar en una empresa que presta el servicio de televigilancia» dijo.
Mari, graduada en Informática, prestó servicios en supermercados de alimentos en Lima, regresó al país con deseos de salir nuevamente.
En España, Kariling como otros profesionales no labora en el campo de trabajo para lo cual se formó, ayuda a su esposo en la educación y cuidado de sus hijos. «Mi esposo es bibliotecario y como él trabaja, yo lo apoyo en la crianza de nuestros hijos», destacó, mientras expresa que extraña a su única hermana, Kemberling, flamante modelo en Guatemala.
Delvis, además de educador es ingeniero eléctrico y gracias al apoyo de familiares en Bogotá les ayuda en un negocio de comida rápida.
Son incontables los profesionales que realizan diversos oficios en tierras extranjeras, puede más el deseo de superación, y por ello realizan labores que les permita el sustento, mejor calidad de vida y hasta ahorros para apoyar a familiares en Venezuela.
Regreso a casa
Tal vez decidas regresar a esta tierra tan añorada, y razones no faltaran, reencontrase con la familia no tiene precio, pisar suelo venezolano y disfrutar de sus paisajes es encontrase con un paraíso terrenal; qué sabroso es volver a comer el pabellón criollo y las ricas arepas que hace la abuela, anhelamos el puente o asueto laboral para salir corriendo a la playa, subir las montañas o cabalgar por el llano, escuchar gritar gol cuando anota la Vinotinto, ver los encuentros del béisbol nacional, nos motivan a retornar a la pequeña Venecia, esa que un día presenció las lágrimas en algún aeropuerto, terminal o frontera venezolana.
Si tu regreso no es tan traumático como el vivido por Noemí, descrito en el primer capítulo del libro de Rut. «Ya no me llamen Noemí, llámenme Mara. Ciertamente, grande es la amargura que me ha hecho vivir el Todopoderoso. Yo salí de aquí con las manos llenas, pero él me ha hecho volver con las manos vacías. ¿Por qué llamarme Noemí, si el Señor se ha puesto en mi contra, y mis aflicciones vienen del Todopoderoso?» (Rut 1:20-21. RVC), solo te digo que nuestro Señor Jesucristo desea lo mejor para nosotros, Él está presto a ayudarnos en el tiempo de angustia y sus promesas se hacen efectivas a los que decidan creerle y aceptarle como su Salvador.
Finalmente, «¡Que el Señor y Dios de sus padres (…) los bendiga, como les ha prometido!» (Deuteronomio 1:11. NTV).◄
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