La doctrina es lo que divide a la iglesia verdadera de la religión mundial
(Agencias/ VyV).-
El Papa Francisco viajó en fecha reciente a Ginebra para participar en una reunión ecuménica del Consejo Mundial de Iglesias (CMI), donde pidió «derribar las barreras de la desconfianza y del miedo».
La «peregrinación ecuménica» de un día del Papa a la ciudad suiza, junto a representantes de varias denominaciones cristianas, tuvo como objetivo enfatizar lo que puede unir, en vez de dividir, a los cristianos.
Francisco pidió la unión entre católicos y evangélicos, a pesar de sus diferencias, en un servicio de oración ecuménica organizado por el Consejo Mundial de Iglesias (CMI), que este año celebró su 70 aniversario.
El CMI es una confraternidad de 350 iglesias de todo el mundo, que reúne segmentos de reformados, luteranos, anglicanos metodistas, bautistas, ortodoxos y otras iglesias. Tiene como objetivo mostrar la unidad de la fe cristiana. La Iglesia Católica Romana no es miembro, pero su representante actuó como «observador».
Francisco, dirigiéndose a la reunión ecuménica, exhortó a los cristianos a «derribar las barreras de la desconfianza y del miedo» que los dividieron durante el movimiento de la Reforma Protestante del siglo 16 y trabajar juntos para ayudar a los más necesitados.
«Después de siglos de conflicto… la caridad nos permite unirnos como hermanos y hermanas», dijo el Papa en Ginebra, ciudad donde vivió el reformador Juan Calvino.
Francisco dijo que los cristianos fueron llamados a «responder al clamor de todos aquellos, en todas partes del mundo, que sufren injustamente por la propagación funesta de una exclusión que, al generar pobreza, fomenta conflictos».
El Papa también exhortó a los cristianos de todas las denominaciones a encontrar «el coraje de cambiar el curso de la historia, una historia que nos llevó a la desconfianza y al extrañamiento mutuo».
No son “barreras”, es la Palabra eterna de Dios
Lo que no dice Francisco y califica como «barreras de la desconfianza y del miedo», es que existen temas álgidos de la más elemental doctrina bíblica de la cual el Vaticano se separó hace más 15 siglos cuando empezaron a introducir elementos, dogmas y prácticas diametralmente opuestas a la Biblia como única norma de fe y conducta. Es el catolicismo que debe volver a la Biblia, no el cristianismo el que debe «convertirse a Roma».
La doctrina es lo que divide a la iglesia verdadera de la religión mundial que está surgiendo. La Biblia condena toda unidad que no esté fundada en la Palabra de Dios. La falsa unidad se basa en las ambiciones del hombre y es siempre independiente de Dios (Génesis 11:1-9). Este tipo de unidad será un instrumento del Anticristo (Apocalipsis 17-18). Por otra parte, la unidad bíblica se basa en la verdad apostólica y es una obra del Espíritu Santo, y no del hombre (Efesios 4:3,13; 1ª Corintios 12:13).
Uno de los mayores peligros para el cristianismo de hoy es la supresión deliberada de la verdad bíblica por el bien de la unidad. El peligro se intensifica a medida que vemos influyentes líderes cristianos saltando al carro ecuménico del Vaticano. En lugar de advertir a los creyentes de esta falsa unidad, aplauden a los que la están creando. En lugar de obedecer a las exhortaciones bíblicas para mantener la pureza del Evangelio, ellos están tolerando a los que predican otro evangelio (Gálatas 1:6-9). En lugar de odiar todo camino de mentira, están permitiendo que las mentiras del diablo sigan sin cesar (Salmo 119:104). En lugar de exponer a los falsos Cristos y a los espíritus mentirosos se unen con ellos (2ª Corintios 11:4).◄