
Una vez prediqué un mensaje que titulé «Tiempo bien invertido no es tiempo perdido», y deseo mencionarlo hoy para animarnos a utilizar este haber tan importante y valioso que Dios nos da. Las expresiones cotidianas en relación al tiempo son variadas; algunas contradictorias y hasta jocosas. Se dice que gastamos el tiempo, otros dicen que hacen tiempo, otros lo pierden, otros lo ganan, hay quienes prefieren decir que lo invierten; pero tal vez son muy pocos, los que lo aprovechan. Si lo pensamos bien, creo que estas afirmaciones las podríamos reducir solo a dos: o perdemos el tiempo o lo aprovechamos. Aprovechar el tiempo es hacer buen uso de lo que se presente en ese tiempo, pues no se tendrá otro. De hecho, esta es la idea que hallamos en Efesios 5:16. La traducción de la Biblia Textual dice: «haciendo buen uso del tiempo, porque los días son malos». Esto es, aprovechando toda oportunidad que se presente para hacer el bien, lo bueno, lo correcto. La razón es clara: «porque los días son malos». Me atrevo a decir que esto es convertir la cantidad de tiempo en calidad de tiempo; uno dentro del otro.
Dios siempre nos dará la oportunidad para planificar, pero ante un mundo con una perversidad y maldad constante y creciente, la opción del creyente es aprovechar toda oportunidad que se le presente para hacer el bien. Y ¿quién puede negar que hacer el bien también se planifica? Todo lo que nos manda la Escritura está sujeto a una planificación de la vida para que así se convierta, también a su tiempo, en cualidades y buenos hábitos que hagan gozoso y feliz nuestro peregrinar.
Me gusta pensar en el tiempo como un inmenso lienzo en el que el hombre escribe su historia: la historia de la humanidad y la que llevamos cada uno personalmente; todo está en esa línea que no es infinita pues tiene su punto final. Solo Dios sabe cuándo y en qué circunstancias llegará ese final; pero lo que sí sabemos es que a todos Él nos ha dado un tiempo lleno de oportunidades de hacer el bien; de contrarrestar tanta intención bochornosamente inicua y perversa en las que el hombre sigue devorando al hombre. Hay personas que han convertido en calidad su corto tiempo de vida.
Luce interesante que Pablo en este versículo haga uso de las dos nociones de tiempo que conocemos. Cuando dice que aprovechemos el tiempo, usa kairon, que muy bien puede traducirse oportunidades. Y luego menciona una de las mediciones del tiempo cronológico al señalar que los días son malos. Lo que nos indica un tiempo de calidad dentro de la noción de tiempo de cantidad.
Esta es una exhortación que nos muestra que cada día de nuestra vida viene con las oportunidades que tendremos que ver y aprovechar. Lo que me hace pensar que, si perdemos sus oportunidades, perderemos también el día. ¿Puedes detenerte un poco y pensar si estás teniendo un tiempo de calidad dentro de tu tiempo de cantidad? Recuerda, cuando perdemos uno, perdemos el otro. Cada día tiene su carga, pero Dios nos da cada uno de ellos con sus oportunidades. Oremos para que podamos verlas y aprovecharlas.
Eduardo Padrón
Pastor, comunicador y escritor
edupadron@gmail.com