(Protestante Digital/ VyV – LONDRES).-
Hace 50 años, el cristianismo era una religión totalmente prohibida en China. Cientos de misioneros tuvieron que huir de la persecución desplegada por Mao y un sistema comunista que consideraba toda religión un obstáculo para el avance del país con más habitantes del planeta.
A pesar de las dificultades para conseguir una Biblia o tener reuniones, el mensaje de Jesús siguió expandiéndose y el crecimiento de esta comunidad cristiana es uno de los movimientos misioneros o «avivamientos» más impresionantes en la historia, según muchos estudiosos.
El crecimiento de una iglesia perseguida
Oficialmente, la República Popular de China es un país ateo, pero eso está cambiando rápidamente. Muchos de sus 1,3 mil millones de ciudadanos buscan un sentido y consuelo espiritual que ni el comunismo ni el capitalismo parecen haber suministrado.
Las congregaciones cristianas, en particular, se han disparado desde que las iglesias comenzaron a reabrir cuando la muerte de Mao en 1976 marcó el fin de la Revolución Cultural. Menos de cuatro décadas después, algunos creen que China está a punto de convertirse no sólo la economía número uno del mundo, sino también en la nación con un mayor número de cristianos.
«Según mis cálculos China está destinada a convertirse en el país cristiano más grande en el mundo muy pronto», dijo Fung Yang, profesor de sociología en la Universidad de Purdue y autor de Religión en China: Supervivencia y renacimiento bajo el régimen comunista. «Va a ser menos de una generación. No muchas personas están preparadas para este cambio dramático», dice el experto.
Los evangélicos, al frente del crecimiento
En 1949 la comunidad protestante de China tenía sólo un millón de miembros. Hoy, ya supera a muchos países con mayor arraigo evangélico. En 2010 había más de 58 millones de protestantes en China en comparación con 40 millones en Brasil y 36 millones en Sudáfrica, de acuerdo con el Foro Pew.
El profesor Yang, un destacado experto en la religión en China, cree que ese número aumentará hasta alrededor de 160 millones en 2025, y para el 2030, la población cristiana total de China, incluyendo los católicos, superaría los 247 millones, por encima de México, Brasil y EE.UU, como la mayor congregación cristiana en el mundo, dice Yang.
Iglesias oficiales e iglesias subterráneas
En China, muchos cristianos asisten a iglesias «permitidas» por el Gobierno Comunista, que ejerce cierto control sobre las mismas. Muchos otros continúan reuniéndose en hogares, evitando la «supervisión» del régimen. Estas iglesias subterráneas son las que están detrás del movimiento misionero en China, una inversión histórica en un país que se ha caracterizado por recibir misioneros, que ahora los está enviando a todo el mundo, y sobre todo, a la vecina Corea del Norte.
Las autoridades, del asombro a la amenaza
Esta nueva expansión del cristianismo ha generado inquietud entre los líderes políticos chinos. Algunos funcionarios sostienen que los grupos religiosos pueden prestar servicios sociales que el gobierno no puede, y al mismo tiempo, ayudar a revertir la creciente crisis moral en una tierra en la que el dinero se ha convertido en rey.
Como resultado, los cristianos continúan siendo vigilados de forma rutinaria, sobre todo los pastores a quienes se vigila en sus sermones. En la iglesia Liushi, que congrega a cinco mil personas, una cámara de circuito cerrado de televisión cuelga del techo, justo enfrente del atril.
Pero a pesar de esto, los chinos cristianos mantienen su fe en medo de la persecución. «Temen que el cristianismo pueda convertirse en una especie de fuerza política que acabe derrocando el sistema», dice un pastor en el anonimato. Por todo ello, en las iglesias se preparan ante el que pueda ser un «último intento» de control sobre una comunidad que sigue creciendo, a pesar de los impedimentos que se han interpuesto en el camino.