El joven rico no se dio cuenta de que servir a Jesús lo haría más rico que su propio dinero en sí. El que agradece a Jesús tiene más dónde vaya
Muchas veces la mala interpretación de la Palabra de Dios puede marcar negativamente la vida de muchas personas. Y la historia del joven rico es un gran ejemplo de esto. El joven rico no se dio cuenta de que servir a Jesús lo haría más rico que su propio dinero en sí.
El apóstol Pablo dijo que el amor al dinero es la raíz de todos los males, así que una mala interpretación de un verso como ese crea y marca un símbolo negativo en la vida de muchas personas.
Jesús no dice lo difícil o imposible que un rico entre en el reino de los cielos, sino que es difícil hacerle entender a un rico que se hizo rico sin servirle a Dios, porque lo tiene con unos métodos que no te pueden dar lo que realmente desea. El que agradece a Jesús tiene más dónde vaya.
Si el joven rico hubiera entendido esto, hubiera terminado más rico y con más riquezas de las que tenía. Cuando nosotros miramos a través de los tiempos en nuestra sociedad y aun en el mundo cristiano se han establecido ciertos parámetros y ciertas frases para provocar en la vida de algunas personas que haya una reacción probablemente negativa o adversa, esto ha limitado el progreso de muchas personas.
Por ejemplo, la mala interpretación de versos del apóstol Pablo cuando le dice a Timoteo que el amor al dinero es la raíz de todos los males, es de los versos más mal citados, marca y crea un símbolo negativo en la vida de muchas personas, limitando su máximo potencial.
Otra cosa que vemos en la iglesia y que afecta a la iglesia es el aspecto político, sociológico y cultural de la batalla del rico con el pobre y son malas interpretaciones de lo que dice la Palabra del Señor.
Otro de los versos más mal interpretados es el famoso capítulo de Lucas 18 del verso 18 en adelante, donde nos habla específicamente de la historia del joven rico donde un hombre le preguntó diciendo: “Maestro, ¿qué haré para heredar la vida eterna? Yo quiero la vida que tú tienes”.
Y en otros capítulos de Mateo cuando hablan de este joven nos dicen que tenía tres cosas que daban estatus en la sociedad: era rico, joven y era rabino. Así que cuando el muchacho caminaba y tenía todos los símbolos de alta sociedad en ese momento le faltaba algo, él no tenía la paz que Cristo tenía y va a preguntarle: “¿Cómo puedo obtener la vida eterna?”. Entonces Jesús le dijo: “¿Por qué me llamas bueno? Ninguno es bueno, sino sólo Dios. ¿Los mandamientos sabes? No adulterarás, no matarás, no hurtarás, no dirás falso testimonio, honra a tu padre y a tu madre”. Él dijo: “Todo esto lo he guardado desde mi juventud”.
Jesús oyendo esto le dijo: “Aún te falta una cosa, vende todo lo que tienes, dalo a los pobres y tendrás tesoro en el cielo. Ven y sígueme”. Entonces él oyendo esto se puso muy triste porque era muy rico y Jesús al ver que se había entristecido mucho dijo: “¿cuán difícilmente entrarán en el reino de Dios? Los que tienen riquezas, porque es más fácil pasar un camello por el ojo de una aguja, que entrar a un rico en el reino de Dios”.
Fíjate que Jesús no dice cuán difícil es que un rico entre en el reino de los cielos, sino en el reino de Dios no dice imposible que el rico entre, dice que es difícil y usa un ejemplo coloquial de aquellos tiempos, por supuesto nosotros pensamos camello por ojo de una aguja es imposible, pero no es el contexto cultural.
En esos tiempos, el ojo de la aguja eran dos cosas, la primera era cuando un barco llegaba al puerto tenía que tirar esas sogas gruesas y tenían que pasarlas por un pequeño roto para amarrar el barco, a eso se le llamaba el ojo de la aguja. Entonces el camello era más complicado, pero no imposible y de las cosas más aceptadas históricamente que era una pequeña puerta dentro de la puerta grande de Jerusalén. En aquellos tiempos para defenderse de los ladrones a cierta hora se cerraban las puertas grandes y había una puerta pequeña que se le llamaba el ojo de la aguja.
Cuando un comerciante llegaba de noche cuando la puerta estaba cerrada y quería entrar para protegerse de los ladrones, se abría el ojo de la aguja y si el comerciante venía con camellos cargados tenía que quitar la carga del camello, hacer que el camello se arrodillará para pasar por la puerta toda la carga y al otro lado volverla a poner sobre el camello. ¿Es imposible? No. ¿Es difícil? Sí.
Entonces, ¿cuán difícil es que un rico entre en el reino de Dios? Es bien difícil, porque aquí el rico que quiere lo que Dios solo te puede dar y hacerle entender a un rico que se hizo rico sin servirle a Dios primero es bien difícil.
Se hace muy complicado explicarle a un rico que la persona que simplemente ahorra de más no es visto bien delante de Dios, porque en realidad es la generosidad y la dádiva, es dar lo que marca nuestro estatus de servicio delante de Dios.
En el próximo capítulo Jesús entra a casa de Zaqueo, un hombre obviamente rico, entra allí y la presencia de Jesús provoca que Zaqueo diga: “Voy a cambiar mi vida si le he robado algo a alguien hoy se lo devuelvo” y cuando Zaqueo dice eso Jesús replica: “Ahora llegó la salvación”. Jesús no anuncia la salvación porque entró en la casa del rico, Jesús anuncia la salvación porque el rico ante la presencia de Dios cambió de por sí su estilo de vida delante de Dios.
El problema del primero es que era un religioso, pero Zaqueo se dio cuenta de que tenía que ser para alcanzar. Y eso sólo viene de una convicción interna donde una persona dice ‘yo no puedo seguir viviendo de la misma manera’ y es cuando alguien tiene un verdadero encuentro con el Señor y no está buscando lo que Jesús tiene, pero aquella persona que reacciona correctamente delante de Dios su vida cambia para siempre.
Otoniel Font
Pastor, escritor y conferencista