
El temor es una barrera real o imaginaria que puede paralizar una bendición.
El temor es una emoción natural que nos protege de un peligro real. Sin embargo, el temor es una emoción artificial que nos hace evitar o huir de situaciones de peligro imaginario. Un claro ejemplo es el temor que algunas personas tienen a animales totalmente inofensivos. A veces es una presunción o sospecha que algo va a salir mal, por ejemplo: “Mi esposo ya no me ama, me va a dejar”. “Me voy a enfermar”. “Tengo temor a la escasez”.
Vivimos una etapa de la humanidad en la que mucha gente vive temerosa de lo que pueda suceder. Escuchamos constantemente noticias negativas de problemas en todo el mundo que alimentan el temor.
El temor es una emoción que tiende a impulsar a las personas a actuar sin razonar debidamente sus decisiones. Las reacciones emocionales del temor pueden producir hasta una histeria colectiva que va a producir más daño que las mismas circunstancias adversas que enfrentamos.
El temor comienza generalmente con un pensamiento que se puede fortalecer y reproducir rápidamente por medio de los diálogos internos; razón por la cual tenemos que prepararnos para desmantelarla rápidamente, sin dejar de tener la prudencia y el cuidado que corresponda. “Lleva todo pensamiento cautivo a la obediencia a Dios”.
2ª Timoteo 1:7, dice: «Pues Dios no nos ha dado un espíritu de temor y timidez sino de poder, amor y autodisciplina. Los hijos de Dios podemos reconocernos en que no tenemos temor, sino que enfrentamos las circunstancias de la vida con poder, amor y disciplina en obedecer las instrucciones de Dios».
1ª Juan 4:18, «En esa clase de amor no hay temor, porque el amor perfecto expulsa todo temor. Si tenemos miedo es por temor al castigo, y esto muestra que no hemos experimentado plenamente el perfecto amor de Dios. La ausencia o la poca confianza en el amor sobrenatural de Dios, es una causa de toda clase de temores en la vida».
Salmos 34:4, «Oré al Señor, y él me respondió; me libró de todos mis temores. Esta es una instrucción poderosa que tenemos que apropiarla con absoluta confianza. Oremos a Dios para que nos libre de los temores de la vida».
Salmo 112:1,7-8, «¡Alabado sea el Señor! ¡Qué felices son los que temen al Señor y se deleitan en obedecer sus mandatos! Ellos no tienen miedo de malas noticias; confían plenamente en que el Señor los cuidará. Tienen confianza y viven sin temor y pueden enfrentar triunfantes a sus enemigos».
La OBEDIENCIA a la Palabra de Dios es la llave más segura para debilitar el temor.
La obediencia a los principios de vida del Reino para el matrimonio y la familia te dará la seguridad absoluta de éxito a pesar de las circunstancias.
Un hombre y una mujer que obedecen las instrucciones de Dios tendrán una familia saludable.
¡Tu matrimonio y tu familia son el regalo más preciado que Dios te ha dado, cuídalos!
Luis y Hannia Fernández
Pastores y consejeros
luisyhannia@libresparaamar.org