(ActualidadRT – Verdad y Vida).-
Un equipo de astrónomos ha localizado la más grande y lejana reserva de agua conocida en torno al cuásar APM 08279+5255, un océano cósmico que supera en 140.000 millones de veces el volumen total de todos los océanos de la Tierra, informa el portal RSUTE.
Este cuásar, alrededor del cual se sitúa este gigantesco océano formado por nubes de vapor de agua, es la mayor fuente de energía del universo conocido y se encuentra a unos 12 millones de años luz de nuestro planeta. La radiación que emite el APM 08279+5255 es 65.000 veces más potente que toda la radiación de nuestra galaxia, la Vía Láctea. Su fuerte luminosidad se debe a la absorción de materia de un colosal agujero negro, cuya masa es 20.000 millones la del Sol.
«Los alrededores de este cuásar son únicos debido a su gran contenido de masa de agua, lo cual vuelve a demostrar que este líquido está disperso por todo el universo, incluso desde el inicio de los tiempos», sostiene Matt Bradford, director del Instituto de Tecnología de California.
Se vuelve a comprobar veracidad de la Biblia
Una vez más la Ciencia vuelve a comprobar lo que está escrito en las Sagradas Escrituras desde hace miles de años. La cita que reafirma la veracidad bíblica está exactamente en Génesis 1:6-8, donde dice textualmente: «Luego dijo Dios: “¡Que haya algo firme en medio de las aguas, para que separe unas aguas de otras aguas!”. Y Dios hizo una bóveda, y parte de las aguas quedaron arriba de la bóveda, y parte de las aguas quedaron abajo. Y así fue. Dios llamó “cielos” a la bóveda. Cayó la tarde, y llegó la mañana. Ése fue el día segundo» (énfasis añadido).
Cuando las Escrituras hablan de cielos («bóveda celeste») [viene del vocablo semítico ‘shamayim’ -del que desciende el arameo (árabe y hebreo)], está haciendo referencia a todo el espacio ocupado por lo que conocemos como Universo, y no solo por el cielo que ronda nuestro planeta.
Con esto podemos observar nuevamente que la Ciencia no tiene conflictos con la Biblia, sino que le sirve a los propósitos de Dios para Él darse a conocer a la humanidad, en especial a aquellos que niegan su real y eterna existencia. El Señor es real y se da a conocer por su creación a través de su santa Palabra. «Los cielos proclaman la gloria de Dios; el firmamento revela la obra de sus manos» (Salmo 19:1); y la Ciencia vuelve a decir hoy: ¡amén!◄