Sólo cuando DIOS es quien dirige nuestra embarcación podremos experimentar esta seguridad. ÉL ES EL TIMÓN de nuestras vidas y aún en medio de las tormentas nos conducirá a tierra seca o a Puerto Seguro

Evidentemente las diferencias y similitudes entre ellas son muchas, pero quiero resaltar algunos aspectos que me parecen más importantes donde podemos demostrar el ingenio mezclado con la arrogancia del hombre y contrastarlo con el sencillo, majestuoso, misericordioso y SALVADOR poder de Dios.
Por todos es conocido el fatal accidente ocurrido con el sumergible por causas que aún están por determinarse, lo que sí está claro es que los cálculos del hombre fallaron, los restos encontrados de la embarcación en el fondo del mar al lado del objeto motivo de la exploración submarina lo confirman y cinco personas fallecidas que tenían sus familias, hermanos y amigos, queridos por muchos o quizás no tan queridos por otros pocos.
Me llamó poderosamente la atención la explosiva noticia, no de la tragedia en sí, sino la constante referencia al alto estatus económico de los fallecidos y la crítica malsana por la gran movilización de las guardias costeras en las operaciones de salvataje en las que por las leyes marítimas y convenios internacionales como el SOLAS, todos los países firmantes y sus marinas están obligados a cumplir.
Leí odiosas y malintencionadas expresiones de falsa piedad comparando escenarios en otros mares donde los involucrados eran más numerosos, sin fortunas y que también estaban en búsqueda, pero de una mejor calidad de vida. La muerte y el dolor no reconocen estatus de nadie, pero las noticias se pueden monetizar.
El Titanic fue el transatlántico más grande de su época construido con acero naval en uno de los mejores astilleros del mundo, con las más innovadoras técnicas disponibles, lo cual originó un derroche de confianza en uno de sus propietarios que lo llevó a expresar: “Ni DIOS puede hundirlo”. Horas después el duro acero naval forjado con fuego fue cortado por el frío, un gigante gélido, como cortar una hoja de papel, el mar entró y muchas vidas encontraron su final inesperadamente en el inhundible.
Los cálculos del hombre volvieron a fallar. ¡Las Palabras no se las lleva el viento! Dos años más tarde, en 1914, los países crearon un tratado internacional de regulación para la Seguridad de la Vida en el Mar llamado el Convenio SOLAS, para proteger la seguridad de los barcos, la tripulación y los pasajeros sin importar su bandera ni la localización de las embarcaciones, incluyendo los estándares en la construcción de las mismas. En mis tiempos de marino tuve que estudiarlo, así como la asistencia médica en La Mar.
Con respecto al ARCA DE NOÉ, construida hace unos 5.000 años, encontré algo muy interesante en el capítulo 6º del libro de Génesis, que DIOS mismo fue su diseñador. Él dio claras instrucciones a Noé de todas sus medidas, la eslora, la manga, el puntal, las cubiertas o pisos que debía tener, la ventana, el tipo de madera que debía ser de gofer, muy liviana y al mismo tiempo muy resistente como el cedro, que debía sellar o calafatear las uniones entre la madera para evitar que el agua entrara, pero no le dio ni pala ni timón. ¡El Arca de Noé no tenía timón, interesante..!

Además, Dios permitió que lloviera durante 40 días con sus noches sobre la tierra que hizo elevar el Arca hasta 7 metros por encima de las montañas más altas, si el Everest es la montaña más alta y tiene casi 9 mil metros de altura, ¿se pueden imaginar eso? Si el pico Bolívar tiene casi 5.000 metros de altura y sin haber llegado a los 2.000 metros del pico El Águila, cuando estudiaba en la ULA veía a mucha gente mareada por falta de oxígeno, unos se desmayaban, otros con diferentes yeyos a causa del mal de montaña, ¿se imaginan a la familia de Noé con los animales flotando por encima del Everest y sin patatús?
Sólo cuando DIOS es quien dirige nuestra embarcación podremos experimentar esta seguridad. ÉL ES EL TIMÓN de nuestras vidas y aún en medio de las tormentas nos conducirá a tierra seca o a Puerto Seguro. Por causa de que Noé creyó y obedeció a DIOS, siguió sus instrucciones, fue paciente, esperó 120 años, pudo salvar a su familia.
Toda disrupción, alteración, desbaratamiento trae consigo cambios. Venezuela también está desbaratada en muchas formas y maneras que traerán cambios. Jamás podemos comernos una tortilla, si no rompemos los huevos.
Espero que el OceanGate haya sido el vehículo para llevar esas cinco almas en opuesta dirección, a la HEAVEN GATE. Ruego a DIOS consuele a sus familias, si se lo permiten.
Douglas Colina
Médico, catedrático y escritor