Es importante aprender a discernir el tiempo de Dios y no tratar de acelerarlo ni pretender entenderlo. Solo hay que esperarlo y obedecerlo

Dios deja muy clara su superioridad y soberanía en cuanto a su forma de pensar y actuar en relación a las personas. “Como son más altos los cielos que la tierra, así son mis caminos más altos que vuestros caminos, y mis pensamientos más que vuestros pensamientos” (Isaías 55:9).
El joven David venció a Goliat, se casó con la hija del rey Saúl, se ganó el apoyo del príncipe Jonatan y estaba viviendo dentro del palacio. La mesa estaba servida para convertirse en el heredero legítimo del reinado de Israel. Pero ese hecho, aunque estaba en la agenda de Dios, todavía no aparecía en su agenda inmediata. El tiempo de Dios no había llegado.
Después de muchos años y luego de haber sufrido persecuciones y días grises David se convirtió en rey de Israel. Pero no en su tiempo ni a su manera. Lo logró a la manera de Dios y en el tiempo perfecto del cielo.
Es importante aprender a discernir el tiempo de Dios y no tratar de acelerarlo ni pretender entenderlo. Solo hay que esperarlo y obedecerlo.
Dios te bendiga.
Teófilo Segovia Salazar
Pastor y comunicador