Hablar mal de esa persona que se va
Muchas veces en el celo algo extremo que hay en el grupo de líderes de una iglesia, se da hablar mal de alguien que decide irse.
Y reflexionando en esto, creo que sucede mucho, y al final termina siendo contraproducente incluso para la iglesia que creernos estamos cuidando.
Después que Judas vendió al Señor, Jesús nunca más volvió a hablar de él, ni para bien ni para mal y creo que allí hay un ejemplo que necesitamos emular.
Sabemos que quien se va por razones incorrectas hablará mal y buscará hacer daño a toda costa a los hermanos, mostrará un amor que nunca antes tuvo y hará grandes esfuerzos por buscar y confundir para hacer el mayor daño posible, pero ¿qué hacer?
Dios es juez justo y tarde o temprano alcanzará su maldad a quien actuó mal, y debemos con toda diligencia orar por ellos aún y cuando su espíritu sea destructivo… orar que Dios le guíe al arrepentimiento, pero evitar hablar mal de esa persona.
Pero si esa persona de espíritu contrario en su afán de perjudicar comienza a llamar, buscar y visitar a los hermanos con fines oscuros y diabólicos, y estos preguntan acerca de lo que les están sembrando, ¿qué debe hacer la iglesia? Responder con verdad sin ofensas, ni descrédito pues esta llamada la iglesia a traer luz y claridad cuando es necesario.
Y eso no es hablar mal, es cuidar a quien intentan dañar, siendo que a los que buscan son a los débiles en la fe o quienes tienen algún descontento.
Tampoco se debe ni se puede prohibir trato o amistades, por riesgoso que parezca, pero como iglesia no se es dueño de las vidas de los hermanos para decirles a quien tratar y a quien no. Entonces debemos confiar en Dios, dar libertad de trato y compañerismo a todos con quienes quieran, aunque sabemos que estas personas al estar heridas y enfermas espiritualmente buscarán acercarse a los más débiles para inyectar veneno mortal y hacer daño y así crear problemas en familias y hermanos, pero recuerda que la iglesia es de Cristo y todo lo que el hombre siembra tarde o temprano cosechará.
Creo que muchas veces hemos cometido este error, pero siempre podemos reflexionar:
1º. No hablé mal de nadie que se haya ido.
2º. No prohíba trato ni compañerismo hacia nadie.
3º. Si hay personas dañadas y aman a Dios de corazón ellos solos se darán cuenta de lo que sucede.
4º. Si estos hermanos confundidos y hasta envenenados te preguntan, evita la conversación si es muy necesario di la verdad sin necesidad de descalificar u ofender a nadie.
5º. Descansa en el Señor pues las ovejas son de él y no nuestras.
6º. Ora por esas personas que no aceptaron corrección o se molestaron por no tener un cargo, pues siguen siendo nuestros hermanos y seguro los veremos en el reino Eterno de nuestro Padre Celestial.
7º. Solo pronúnciate oficialmente si se tornara un ataque tan demoniaco como en los casos de Alejandro el calderero, Diotrefes, etc.
8º. El tiempo dará la razón y todo cae siempre por su propio peso.
9º. El que otros sean malos no quiere decir que tú tienes que ser igual, si ellos hablan mal has tu la diferencia, ya que eso es más poderoso que defender.
10º. No dejes que el aumento de la maldad enfríe tu amor, persevera hasta el fin dejarte contaminar por resentimientos, odios o amarguras.
Para reflexión y autoevaluación.
Hno. Moros
Articulista