Verdad y Vida EL QUINCENARIO CRISTIANO DE VENEZUELA
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(Breaking Israel News).-
Mientras que los críticos de la Biblia afirman historias bíblicas son improbables y carecen de hechos básicos, científicos y arqueólogos están descubriendo que, en muchos casos, la Biblia es una guía precisa para sus investigaciones.
Los científicos han luchado por años tratando de entender el origen de los océanos de la Tierra y del agua en el planeta. Hasta hace poco, la teoría científica que prevalecía era la de los cometas helados golpeando la Tierra, mientras que todavía se estaba formando.
Todo eso cambió con el descubrimiento de un diamante en Brasil, Graham Pearson, autor principal del estudio y un geoquímico de la Universidad de Alberta en Canadá, descubrió que dentro del diamante había restos de un mineral raro llamado ringwoodita donde se halló 1,5 por ciento de agua, no contenida como líquido, sino como hidróxido de iones (moléculas de oxígeno e hidrógeno unidos).
Esto sugiere que podría haber una gran masa de agua en la zona de transición del manto, incluso igual a la de los océanos de la tierra, ubicada entre 410 a 660 kilómetros bajo tierra.
Brandon Schmandt, sismólogo de la Universidad de Nuevo México, se dispuso a probar la teoría. Utilizando el Earthscope USArray, una red de sismógrafos portátiles en todo Estados Unidos, encontró las ondas se desaceleró al llegar a la capa de ringwoodita, indicando que estaban pasando a través de agua, confirmando que la zona de transición es un enorme depósito de agua.
“El agua de la superficie que tenemos vino de la desgasificación de la roca fundida. Viene de los ingredientes originales de roca de la Tierra”, dijo Schmandt Live Science.
Esta teoría prueba que la verdadera fuente de agua de la Tierra es del subsuelo profundo, sorprendentemente similar a lo relatado en la Biblia en Génesis.
“Dijo Dios: «¡Que haya algo firme en medio de las aguas, para que separe unas aguas de otras aguas!». Y Dios hizo una bóveda, y parte de las aguas quedaron arriba de la bóveda, y parte de las aguas quedaron abajo. Y así fue. Dios llamó «cielos» a la bóveda. Cayó la tarde, y llegó la mañana. Ése fue el día segundo” (Génesis 1:6-8).◄
