Verdad y Vida EL QUINCENARIO CRISTIANO DE VENEZUELA
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El pastor Javier Bertucci de la Iglesia Maranatha en Valencia, estado Carabobo y también presidente de la organización El Evangelio Cambia, recientemente visitó el estado Nueva Esparta para llevar a cabo una jornada social.En ese tiempo, concedió una entrevista a Verdad y Vida, donde profundizó sobre su visión para Venezuela, así como su labor durante varios años a través de El Evangelio Cambia. Bertucci aseguró que ha recorrido el país con estas mega jornadas sociales y continuará haciéndolo, no solo en Venezuela, sino también en los 26 países donde El Evangelio Cambia tiene presencia (Colombia, Nicaragua, Bolivia, Ecuador, entre otros).
Informó que a través de unos contactos internacionales, están coordinando para que en el 2018 se entreguen 500.000 platos de sopa diarios en Venezuela, ya que aproximadamente hay un millón de niños que están en una situación peligrosa de desnutrición. «Esta es un situación peligrosa porque los niños de 2 a 8 años desarrollan su coeficiente intelectual y es irrecuperable después de esa edad.Después de los 8 años, le puedes dar toda la comida que quieras a un niño y no va a poder recuperar esa capacidad, entonces es importante que se resuelva esto ahora… esto hay que resolverlo de inmediato», explicó.«Continuaremos planteando los valores de Cristo para poder recomponer nuestra sociedad que lamentablemente está descompuesta y se sigue descomponiendo a pasos agigantados», dijo Bertucci.
¿Qué ha visto usted en todo su recorrido por Venezuela que requiera de una atención inmediata y que la Iglesia pueda tomar parte en esto?
– Todo el mundo habla de ayuda humanitaria, pero el grave problema es quién la distribuye porque necesitamos que llegue a donde tiene que llegar y no que sea distribuida según las toldas políticas. Nosotros tenemos la mayor y mejor estructura de distribución del país porque lo hemos demostrado con hechos. Además del hambre, la desasistencia infantil en la parte médica hay que atenderla. Mi llamado es a los líderes políticos a ponernos de acuerdo, y aunque yo no soy un político, tengo una estructura que puede superar a cualquier organización política en este momento a nivel de ayuda y distribución eficiente y efectiva. Necesitamos poner a Venezuela sobre la mesa, que sea la atención principal el país y no quién tiene el poder o quien no tiene el poder.El trabajo de El Evangelio Cambia también se enfoca en las familias al sembrar valores en cada una de sus jornadas sociales. «El Evangelio Cambia tiene una propuesta pero lamentablemente no tiene el poder ni la capacidad de masificar esto hasta poder atender a esta gran cantidad de niños y familias que deben ser atendidas no dándole solamente una bolsa de comida, sino seguimiento a nivel de valores, de atención. Insisto, necesitamos recomponer la sociedad», dijo Bertucci.
Usted ha hablado que toda la labor de El Evangelio Cambia es en pro del país, en vista de ello, ¿se postularía a la presidencia de Venezuela?
– Mira, el clamor que oigo por donde camino, por donde voy, me ha hecho pensarlo, no te niego la verdad y si yo sigo viendo que nuestro país parece irse por un barranco, que no consigue el rumbo, que este odio que divide al país sigue ocupando y relevando el amor y el respeto de nuestra nación, sí, es posible que asuma alguna responsabilidad de ese tipo. No sé cómo hacerlo porque yo no soy un político, soy un pastor. Yo no creo en la división, creo en la unidad, no creo en la discordia, creo en el perdón y la reconciliación. Si me toca asumir eso sería para recomponer el país, con ningún partido, no creo en los partidos, así como no creo en la religión tampoco, creo en Jesús y en la practicidad del mensaje de Jesús. No sé cómo hacerlo, cómo sería, pero si me toca tendría que ver la manera de hacerlo, pero sería totalmente diferente.«Hay gente muy capaz en la Iglesia Cristiana venezolana para asumir algún liderazgo político, gente honesta, íntegra y gente que tiene mucha revelación y visión de lo que es servir, no digamos gobernar, porque es fácil decir gobernar, con el poder se gobierna, pero con la humildad se sirve, está en el corazón del cristiano», concluyó el pastor Javier Bertucci◄
