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La Iglesia cristiana Vs la política en Venezuela, Arnaldo Arenas

La Iglesia cristiana como cuerpo no ha sido llamada para establecer gobiernos humanos terrenales, aunque si a influir sobre todo el orden social para cumplir su propósito

Como creyente cristiano y venezolano reconozco que estamos inmersos en una situación que nos atañe a todos por igual, algunos creen que se solucionarían muchos problemas de la nación si hubiese mayor participación política de la iglesia, y es aquí donde quiero reflexionar. Para ello debemos analizar el tema del gentilicio venezolano, nosotros somos atípicos en Latinoamérica y probablemente en el mundo, nuestras costumbres y características son muy marcadas, somos un pueblo plural (mezcla) producto del encuentro de indígenas, europeos y africanos, lo que produjo esa pluralidad étnica, cultural, social, económica, política y religiosa.
Esta variedad es notoria en la familia venezolana, generalmente encontramos un negrito «pelo quieto», como cariñosamente se le dice, con un abuelo blanco de ojos azules, o uno de piel morena, otros de estatura baja, o alta; también podemos ver dos hermanos del mismo padre y madre uno moreno y otro blanco… los venezolanos en son de broma decimos que el más moreno se pasó de horno. 
Así somos también política y religiosamente, hemos sido ilusos desconociendo nuestra diversidad, estableciendo modelos que incluyen a unos y excluyen a otros, a mi entender en los tres siguientes aspectos es donde la Iglesia cristiana juega un papel relevante:

  1. La creencia en Dios es universal
  2. Los principios de la Palabra de Dios son eternos
  3. La función de la Iglesia es salvífica no política partidista

La tradición en Latinoamérica por nuestros sistemas de gobiernos, es acceder a través de partidos políticos, ahora la pregunta de las cuarenta mil lochas: ¿Debe la iglesia establecer un partido político? O ¿apoyar una corriente política?  ¿Se puede establecer el reino de Dios políticamente? (partidos políticos).
En mi labor como ministro del evangelio encuentro que las corrientes filosóficas han filtrado la iglesia, dependiendo de mi filosofía o de mi corriente teológica respondemos a las preguntas hechas anteriormente.
La Iglesia no es el reino de Dios en la tierra, la iglesia extiende el reino de Dios, su fin, su propósito principal, es la salvación de las almas. La Iglesia cristiana como cuerpo no ha sido llamada para establecer gobiernos humanos terrenales, aunque si a influir sobre todo el orden social para cumplir su propósito y es aquí donde hay mucha tela que cortar.
Líderes religiosos cristianos han querido imitar lo que una organización religiosa histórica hizo en la época medieval y aun hace, quitar y poner reyes, gobernar como un poder mundial, estableciendo su propio estado, pero lamentablemente se corrompieron, dañaron la esencia de lo que es el cristianismo, ¿queremos ser nosotros los cristianos de hoy una repuesta ante tanta necesidad, o queremos ser más de lo mismo? No podemos confundir el bien externo y limitado que puede lograr el poder político con el bien interno e infinito producido por la gracia de Dios.
Los problemas humanos no se pueden resolver a través de instituciones políticas, con políticas partidistas sean de derecha o de izquierda, la raíz de nuestros problemas es espiritual-moral, lo que un cristiano debería buscar en el gobierno político es justicia y no poder, necesitamos mover la cultura de una nación hacia la justicia de la revelación de Dios, puesto que la obra de transformación espiritual, es la obra de Cristo a través de la Iglesia y no del estado político.
 ¿Es que acaso tener un presidente cristiano practicante solucionaría los males estructurales de una nación? Seríamos muy ilusos; ahora, ¿podemos hacer algo?, claro que podemos, pero debe hacerse educando, formando generaciones, ayudando a establecer sistemas educativos, donde la Iglesia cristiana juegue un papel protagónico: educación teológica y secular de calidad, asistiendo a universidades reconocidas y formar calidad de profesionales, técnicos, comerciantes, que manejen e influyan sobre las finanzas, la agricultura, la medicina, las leyes, las artes militares, las artes escénicas, comunicadores sociales, para poder establecer valores espirituales que sostengan valores morales, los cuales permitan hacer prosperar a una nación. Hombres y mujeres de Dios que sepan interpretar un texto bíblico en su contexto gramático histórico y no sigamos inventando doctrinas de hombres, caprichosas, que se usan con astucia, argucia y carisma personal para llevarse por los cachos a más de uno sin mayor educación y formación que la universidad de la vida, la cual es necesaria e importante, pero no es competente cuando se trata de ocupar un cargo gerencial o de solucionar un problema técnico.
No seamos más de lo mismo, somos gente cristiana de Dios que tenemos identidad y nuestra prioridad debe ser la extensión del reino de Dios e influir sobre los gobiernos humanos que reconozcan el señorío de nuestro Señor y Salvador Jesucristo.
Hay mucho más que aportar a esta pequeña reflexión…
Dios les bendiga.

Arnaldo Arenas
Pastor
aaarenas7@yahoo.es

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