(Fernando Araujo – Articulista).-
A veces no entendemos bien lo que es la justificación; sin embargo hay un ejemplo en el Antiguo Testamento que nos muestra claramente lo que es la justificación.
En Números 23:20-21, cuando el pueblo de Israel iba camino de Canaán, tenía que pasar por Moab, pueblo guerrero que no quería que Israel pasara por sus tierras, en donde existía un rey llamado Balac que mando a buscar al profeta Balaam para que maldijera al pueblo de Israel.
Pero vemos en el libro de Números capítulo 23, que Jehová ordenó bendecir a Israel en vez de maldecir, entonces Balaam lo bendijo.
Dios hizo ver a Balaam (Números 23:21) que Él no había visto iniquidad ni perversidad en Israel, sabiendo Dios que constantemente Israel estaba en problemas y se revelaba contra El, y en más de una oportunidad hasta quiso destruirla. Sin embargo Jehová no vio mal en Israel.
Esto es lo que pasa con nosotros los cristianos nacidos de nuevo, somos el Israel espiritual, las promesas han pasado de Israel a nosotros y Dios quiere que seamos bendecidos, si somos salvos, tenemos la bendición de Dios.
La Justicia de Dios es Cristo mismo, quien satisfizo en nuestro lugar todas las demandas de la ley, por haber creído en Él.
La justicia y la justificación son palabras inseparables en la Biblia ya que ambas tienen la misma raíz griega.
El pecador creyente es justificado porque Cristo llevó los pecados en la cruz y es hecha la justicia de Dios para todos los que en él confían (1ª Corintios 1:30).
No somos perfectos, tenemos problemas pero Dios cuando nos ve, lo hace a través del cristal de Cristo y es ahí cuando nos ve JUSTIFICADOS.
la justificación se origina de la gracia (Romanos 3:24) y se efectúa mediante la obra redentora y propiciatoria de Cristo, se recibe por fe, no por obras y es un acto mediante el cual Dios Padre declara justo al que cree en Jesucristo.
¡Dios te bendiga!
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