(Protestante Digital/ VyV – WASHINGTON).-
La esperanza de muchos, al ocurrir la llamada primavera árabe, era que las libertades se abrieran paso en países que sufrían represión por parte de sus gobiernos. Sin embargo, un estudio del Pew Forum muestra cómo la libertad religiosa se ha deteriorado en los últimos años en los países que vivieron esta agitación popular.
Las hostilidades hacia la conciencia y la vivencia religiosa se ha incrementado principalmente en el entorno social, mientras que las restricciones gubernamentales han mantenido un tono similar en estos dos años.
Por ejemplo, el número de países de la región que sufren violencia sectaria o comunal entre los grupos religiosos se ha duplicado, pasando de cinco a diez.
La persecución religiosa en el mundo
A nivel mundial, la proporción de países con restricciones elevadas o muy altas sobre la religión aumentó de 37% desde mediados de 2010, al 40% en 2011.
Los países en los que hay acoso o persecución religiosa suman más población que aquellos en los que hay libertad. Por eso, el 74% de la población mundial está sometida a niveles “altos o muy altos” de acoso por su religión.
El estudio compara los resultados desde el año 2007 al 2011, analizando el componente social y el componente legal y gubernamental.
El análisis, realizado a nivel mundial, muestra además cuáles son las religiones que sufren más restricciones en el mundo. En primer lugar se encuentran los cristianos, que han sufrido algún tipo de acoso en 145 países en estos cinco años, seguido de los musulmanes, en 129.
En el cómputo global de estos cinco años, el acoso a cristianos ha crecido en la esfera social, mientras que ha disminuido en la esfera gubernamental, de acuerdo al Pew Forum.
De “primavera” a fundamentalismo
Si es cierto que muchos mandatarios de las naciones se han perpetuado en el poder, lo cual es nocivo para cualquier nación, no es menos cierto que en sus gobiernos ha habido cierto respeto y libertad para el cristianismo, lo cual no sucederá con los nuevos gobiernos que surgirán tras la «democratización» de esos países; Egipto es el mejor ejemplo, y Siria sigue en la lista.
El hecho de convocar a nuevas elecciones no ha sido ni será el remedio para la tolerancia, todo lo contrario, pues tras estas supuestas «primaveras» están los hilos del ala más fundamentalista e intolerante del Islam, quienes disfrazados de «nuevos demócratas» buscan hacerse del poder para establecer un estado teocrático islámico donde no haya más lugar para ninguna otra confesión religiosa y menos para el cristianismo bíblico. Esa es la realidad.