(George Laguna – Teólogo y periodista).-
La Palabra de Dios nos enseña sobre la verdadera paz y también nos indica sobre una falsa paz. La paz de Dios que sobrepasa todo entendimiento no es la misma paz de la cual habla la humanidad que Él creó. Le invito a pensar sobre el concepto bíblico de la paz. Comparto dos pasajes bíblicos sobre el tema de la paz.
El primero está en el libro del profeta Jeremías «Y curan la herida de mi pueblo con liviandad, diciendo: Paz, paz; y no hay paz» (Jeremías 6:14).
El segundo está en el evangelio según Juan, siendo este versículo palabras de Jesucristo: «Estas cosas os he hablado para que en mí tengáis paz. En el mundo tendréis aflicción; pero confiad, yo he vencido al mundo» (Juan 16:33).
Con respecto a las palabras de Jesucristo mucho se ha dicho que si no tenemos la paz dentro de nuestro ser, es en vano buscarla de fuentes exteriores. Pero también es posible engañarnos si creemos que tenemos paz dentro de nuestro ser, cuando en realidad no la tenemos. Muchas personas se quieren auto convencer de que tienen algo que realmente no lo tienen. Hay una paz falsa como también existe una paz verdadera.
En el pasaje de Jeremías 6:14 el profeta señala a los sacerdotes que decían al pueblo: Paz, paz cuando en realidad no había paz, porque no estaban bien con Dios. Este es el punto ellos querían creer que estaban bien, pero delante de Dios no estaban bien. ¡Imagínese el cuadro que presenta el profeta Jeremías! Estos sacerdotes no estaban bien con Dios y hablaban de paz (la paz de Dios) al pueblo.
Como estos sacerdotes a quienes se refirió Jeremías, no debemos dejarnos engañar creyendo que estamos en paz cuando se vive de espaldas a Dios en pecado y no estamos reconciliados con Dios. No se puede hablar de paz si no hemos vuelto a Dios y a sus enseñanzas.
En Juan 14:27 el Señor dice: «La paz os dejo, mi paz os doy, no como el mundo la da yo la doy. No se turbe vuestro corazón ni tenga miedo». Esta es la paz verdadera, la que ofrece Jesucristo.
El apóstol Pablo en Romanos 5:1 nos habla de cómo podemos obtener esta paz, y dice: «Justificados pues por la fe, tenemos paz para con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo». La paz que ofrece el Señor Jesucristo es la paz de una conciencia limpia. El pecado es lucha, es guerra, trae la discordia. Él nos da la paz del perdón de nuestro pecado.
Escuchamos y leemos en las noticias que en todo conflicto debe existir un mediador o pacificador entre las partes en conflicto para lograr la paz. La Biblia señala que entre la humanidad que rechaza a Su Creador existe un conflicto que los separa. El pecado separa de Dios.
La Escritura también señala que existe un mediador para la paz: «Porque hay un solo Dios, y un solo mediador entre Dios y los hombres, Jesucristo hombre» (1ª Timoteo 2:5). Este Jesucristo es el único que trae verdadera reconciliación, «Que Dios estaba en Cristo reconciliando consigo al mundo, no tomándoles en cuenta a los hombres sus pecados, y nos encargó a nosotros (Su Iglesia) la palabra de la reconciliación» (2ª Corintios 5:19).
SOLI DEO GLORIA.
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