«Más como en los días de Noé, así será la venida del Hijo del Hombre. Porque en los días antes del diluvio estaban comiendo y bebiendo, casándose y dando en el casamiento, hasta el día en que Noé entró en el arca y no entendieron hasta que vino el diluvio y se los llevó a todos…» (Mateo 24: 37-39).
Estamos viviendo en los últimos días de la predicación del evangelio de Cristo y difíciles para la humanidad. El hombre, la mujer y los niños de hoy corren peligro, tanto en el mundo capitalista como en el mundo socialista, es decir, en el sentido global.
La Palabra de Dios, dice: «Os digo que pronto les haré justicia. Pero cuando venga el Hijo del Hombre, ¿hallará en la tierra?» (Lucas 18: 8).
Precisamente, ese es el problema de la humanidad, pérdida de fe en Dios creador, se intenta imponer la renovación de la filosofía marxista y atea, en vez de volvernos a la lectura de la Biblia que nos quitará la patología del miedo por tanta inseguridad que vivimos y la crisis económica que nos amenaza, entre otras ideologías equivocadas de los gobernantes y de los legisladores.
Verdaderamente no es posible que el hombre sobreviva a sí mismo en este umbral del derrumbe de su propia civilización y cultura cuando pierde su identidad de los valores morales y espirituales sobre el matrimonio entre el hombre y la mujer como fundamento del hogar, de la familia establecido por Dios, dador de la vida.
Muchos países que dicen llamarse civilizados, demócratas y cristianos a la vez han estando aprobando leyes últimamente a favor de las personas sexodiversas, esto es, homosexualismo.
En el caso de Venezuela desde 1999 la Asamblea Nacional (AN) discute esta preferencia sexual que los legisladores entienden como orientación sexual con base en la igualdad de géneros y aún en el día de hoy se mantiene en su agenda sobre este tema del homo como si el país consiguiese con esto un mayor progreso y avance.
En virtud de esta polémica planteada de alto conceptual para los teólogos cristianos y ministros de la Palabra de Dios, es un error grave e inmoral ante el Señor que lo ha considerado como maldición el hombre que se viste de mujer y la mujer que se viste de hombre (Deuteronomio 22:5; Romanos 1:26), tratándose del homosexualismo y del lesbianismo.
Comprendemos que la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, en su Artículo 21 establece que no se permite la discriminación contra nadie, raza, sexo, credo y condición social.
Cabe considerar que en estos principios constitucionales se pretende interpretar, teniendo en cuenta el Artículo 33 de la Constitución que recomienda el matrimonio entre el hombre y la mujer va más allá de los derechos civiles y derechos humanos, a fin de que se cumpla esta realidad para las parejas del mismo sexo.
Esta libertad individual que el Dios de la historia nos ha concedido y expresada voluntariamente por un mal deseo, se ha convertido en pretexto de libertinaje que vulneran los verdaderos valores de espiritualidad garantes de las buenas costumbres de la ciudadanía (1ª Pedro 2:16).
Arnulfo López Jr.
Periodista, teólogo y escritor
arnulfolopezjr@hotmail.com