(Verdad y Vida – REDACCIÓN).-
Robert Allen es el director ejecutivo y fundador de Football Club of Grace (Fútbol club de gracia), fundación que se encarga de «construir relaciones y compartir la verdad sobre una vida victoriosa con Jesucristo». FC Grace como es conocida, fue creada a raíz de un viaje que Allen hizo a Haití. En ese momento él supo que a través de él y con el uso del fútbol, podía llevar el amor de Dios a los haitianos. También es diácono en la iglesia Hope Christian Fellowship en Vint Hill, Virginia, EE.UU.
¿Por qué con el fútbol, por qué en Haití?
Bob, como le dicen comúnmente, jugó fútbol en la universidad y luego tuvo una carrera exitosa como entrenador y director técnico en algunos clubes de fútbol en los EE.UU. En una oportunidad, viajó a Haití y aunque ya el fútbol no era parte de su vida, pudo observar un gozo y pasión por ese deporte entre los haitianos. De la misma manera observó que tenían habilidades para jugar, y «como no tenían nada, decidí volver con algunos donativos», comentó Allen.
A su regreso, llevó dos bolsas de balones y visitó uno de los clubes locales. Al llegar, varios entrenadores locales lo encerraron en un cuarto, donde se sintió un poco intimidado y a la expectativa de lo que iba a pasar. Aparentemente los norteamericanos tenían mala reputación en cuanto a falsas promesas, y los entrenadores querían saber si Bob tenía las mismas intenciones de defraudarlos. «Les dije que Dios me había enviado y que sólo quería ayudar con lo que pudiera. Al mencionar a Dios, ellos cambiaron su actitud y me dijeron que ya les había dado más de lo que su propio país les había provisto», dijo.
Haciendo la obra de Dios
Incluir a Dios en el trabajo con los niños a través del deporte ha sido una tarea fundamental para Bob y para él la estrategia del Señor es la multiplicación al crear lazos y relaciones exitosas con los demás. «Las acciones hablan más que mil palabras. Yo saludo a cada niño y me aprendo sus nombres y los llamo a cada uno por su nombre, ellos están hambrientos por ser reconocidos, así que eso los motiva. Luego les hablo del amor que Dios tiene por mí y por ellos, así vivamos en países diferentes», explicó Bob.
De acuerdo a Allen, la confianza es lo más importante, «Debo cumplir lo que les prometo», dijo. «Ellos saben que soy un hombre de Dios y eso crea oportunidades para que ellos me hagan preguntas sobre el Señor. Hacemos reuniones donde oramos y yo les hablo de mi testimonio, que es parecido al de ellos, pues vengo de un hogar disfuncional donde experimenté violencia y rechazo. Eso les permite relacionarse conmigo y entender que si el Señor cambió mi vida de dolor y sufrimientos, puede cambiar la de ellos también».
Como toda empresa ministerial, FC Grace, como se le conoce a su fundación, comenzó con el apoyo de amigos y familiares, pero la demanda y la necesidad de continuar ayudando a esos niños y jóvenes en Haití creció, por lo que actualmente, Bob organiza torneos de fútbol y de footgolf, que es jugar golf pero con un balón de fútbol, en los EE.UU, para recaudar fondos y así continuar la obra en Haití. «Esta es una manera de construir relaciones, compartir mi testimonio y hablar del amor de Dios mientras nos divertimos con un balón de fútbol», acotó.
En la intimidad
Personalmente, Bob ha sido restaurado por el Señor. «Dios me ha dado libertad de mí mismo y también libertad para conocer el amor real. Honestamente digo que no debería estar vivo hoy en día. Pensé muchas veces en quitarme la vida y tuve muchas oportunidades de hacerlo. Solamente Dios podía transformar a una persona miserable como lo era yo: Perdido, solitario, rechazado, ansioso, lleno de odio, viviendo con miedo, desesperación y totalmente deprimido, lo que me llevó a la automutilación; para llenarme de gozo y de amor, pero mejor aún, usarme como instrumento para demostrar su amor a otros», explicó.
En los peores momentos de su vida conoció a una mujer que no iba a permitir que él la rechazara solamente porque tenía miedo. «Esa fue la primera muestra de amor incondicional que experimenté», recordó Bob. Ya hoy suma 25 años de casado con esa mujer, Jeanne.
Bob agradece a Dios la oportunidad de haberlo conocido a través del Ministerio Gracia (Grace Ministries). «He aprendido sobre las mentiras en mi vida, de las creencias equivocadas que fueron el resultado de esas mentiras y de los mecanismos que aprendí para sobrevivir; pero también aprendí que la verdad de Dios es mayor que todas las mentiras y que cada pensamiento que le entrego a Dios me libera de la ansiedad, miedo y rabia. Es este conocimiento de Dios y la relación con Cristo que debo ministrarle al resto de los entrenadores y a mis amigos en Haití», agregó.
Para finalizar, Bob Allen reflexiona en el llamado que Dios le hace a todas las personas a abrir sus ojos y su corazón a ese llamado. «Él quiere desesperadamente tener una relación con las personas porque somos su creación en amor. Dios es amor, perfecto amor. No es una lista de reglas para vivir, es libertad que viene con su amor», estableció.
«Dios quiere que seamos libres para experimentar en amor en Cristo. Invito a todas las personas a sumergirse en Él, ¿qué puedes perder?», concluyó.
Para conocer más de la labor de esta fundación en Haití y en los EE.UU, visite www.fcgrace.org
