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¿Son tus días como los días del hombre, o tus años como los tiempos humanos? Job 10:5.

Entender primero que Yahweh es Dios y no está limitado por el tiempo ni el calendario. Él está sobre todo eso porque es Eterno.
«Él muda los tiempos y las edades; quita reyes, y pone reyes; da la sabiduría a los sabios, y la ciencia a los entendidos» (Daniel 2:21).
Al final de cada año son publicadas algunas «guías proféticas» que más bien parecen horóscopos evangélicos para el nuevo año. Es cierto que el Don de Profecía lo ha colocado el Señor para la Exhortación, Consolación y Edificación de su Iglesia y es un don que necesitamos, pero siempre debe estar subordinado y en armonía con la Palabra de Dios que es la Palabra Profética más segura.
«Tenemos también la palabra profética más segura, a la cual hacéis bien en estar atentos como a una antorcha que alumbra en lugar oscuro, hasta que el día esclarezca y el lucero de la mañana salga en vuestros corazones» (2ª Pedro 1:19).
El Señor ha indicado en Su Palabra que Él desea que su pueblo sea entendido y discierna los tiempos y lo que Él ya ha determinado y declarado que va a hacer en su tiempo perfecto.
«He entendido que todo lo que Dios hace será perpetuo; sobre aquello no se añadirá, ni de ello se disminuirá; y lo hace Dios, para que delante de él teman los hombres» (Eclesiastés 3:14).
Necesitamos al Espíritu Santo que es el mismo Espíritu de la profecía, el mismo que inspiró la Escritura, el mismo que ilumina para entender la Escritura y el mismo que reparte el Don de Profecía a la Iglesia para servir de exhortación, consolación y edificación.
El Espíritu Santo proporciona el entendimiento del tiempo que a cada generación de cristianos les ha tocado vivir y también discernir cuando la profecía está en armonía con la doctrina y voluntad de Dios.
Es un error limitar a Dios en un intervalo de tiempo de 365 días, cuando tenemos suficiente evidencia bíblica, histórica y hasta arqueológica que Dios obra por generaciones, tiempos, años, siglos y edades.
«Los entendidos resplandecerán como el resplandor del firmamento; y los que enseñan la justicia a la multitud, como las estrellas a perpetua eternidad» (Daniel 12:3).

Tiempo de perdón y reconciliación entre padres e hijos en la fe
«Y el hijo le dijo: Padre, he pecado contra el cielo y contra ti, y ya no soy digno de ser llamado tu hijo. Pero el padre dijo a sus siervos: Sacad el mejor vestido, y vestidle; y poned un anillo en su mano, y calzado en sus pies. Y traed el becerro gordo y matadlo, y comamos y hagamos fiesta; porque este mi hijo muerto era, y ha revivido; se había perdido, y es hallado. Y comenzaron a regocijarse» (Lucas 15:21-24).
Vendrá un quebrantamiento sobre el liderazgo ministerial de la Iglesia. Los líderes comenzarán a verse a sí mismos como el Padre Eterno los ve y, en consecuencia, comenzarán a ver a las personas con esos mismos ojos.
Esto provocará arrepentimiento y reconciliación ministerial en muchos ministros con los cuales el Señor está tratando y procesando su carácter. Habrá líderes que viajarán largas distancias, sólo para humillarse ante otros a quienes ofendieron, reconocerán su error y les pedirán perdón. Esto provocará el favor de Dios que estuvo retenido durante años en la vida de estos líderes y comenzará a bañar a la Iglesia con un entendimiento del corazón del Padre.

Tiempo cuando se abren nuevas puertas de favor y gracia en las naciones
«Ministrando estos al Señor, y ayunando, dijo el Espíritu Santo: Apartadme a Bernabé y a Saulo para la obra a que los he llamado. Entonces, habiendo ayunado y orado, les impusieron las manos y los despidieron» (Hechos 13:2-3).
Ministros que sirvieron al Señor fielmente en el lugar que les fue asignado dentro de la iglesia local y se mantuvieron leales y no se dejaron contaminar su corazón con propuestas y maquinaciones de falsos ministros, serán promovidos por el Señor con una nueva asignación ministerial.
Las palabras proféticas y el llamado de Dios que les mostraban una nueva asignación en las naciones verán el tiempo del cumplimiento. El Señor está despertando esas palabras porque llegó el tiempo de su cumplimiento. Viene un movimiento masivo de los llamados por el Señor que serán enviados por las naciones a la obra misionera para trabajar en equipo ministerial.
Serán usados para la gloria de Dios porque pasaron por las manos del alfarero durante un tiempo en el cual el Espíritu Santo alimentó y maduró durante años. Este es el tiempo de los obreros de la última hora, porque el Señor no se olvidó del «contrato» que firmó con cada uno de ellos.
Esto provocará denuedo para proclamar el evangelio, conversiones, hacer discípulos, fundar iglesias, confirmar, edificar y entrenar a los creyentes, establecer organizaciones ministeriales e impactar naciones. Refutarán con poder del Espíritu las falsas doctrinas introducidas en las iglesias. Llegó la hora de ejercer el verdadero apostolado.

Tiempo de cambios radicales y renovación en las asignaciones ministeriales
«Habiéndolo sabido, huyeron a Listra y Derbe, ciudades de Licaonia, y a toda la región circunvecina, y allí predicaban el evangelio» (Hechos 14:6-7).
Muchos hijos de Dios saldrán de sus países por razones económicas, sociales, políticas o de guerra. El Espíritu Santo transformará esta diáspora en una fuerza misionera que impartirá la vida del Reino de Dios en las naciones, porque el Espíritu les hará entender que salieron con un propósito y Dios usó las circunstancias para ese propósito.
Muchas personas que salieron de sus países por diversas razones se convertirán a Cristo en las naciones donde se establecieron. Dios usará para sus propósitos los movimientos migratorios para que muchos le conozcan. En esas naciones la Iglesia debe estar preparada para predicar, servir y ser usada como instrumento de sanidad y liberación, porque muchos inmigrantes están heridos.

Tiempo cuando La humildad será el mayor atributo que acompañará a los verdaderos siervos del Señor en este tiempo
«Pero Ezequías, después de haberse enaltecido su corazón, se humilló, él y los moradores de Jerusalén ; y no vino sobre ellos la ira de Jehová en los días de Ezequías» (2 Crónicas 32:26).
Este proceso comenzará por la Iglesia. El espíritu enseñable que inclina su oído para recibir las correcciones del Maestro aumentará nuestra fuerza, inteligencia y sabiduría para atravesar estos tiempos difíciles.
Sólo aquellos que aprendan a deleitarse en el Señor en la intimidad del lugar secreto y en sus casas levantando altares familiares, podrán experimentar la paz de Dios en medio de la tormenta.
Mientras la mayoría de las personas caerán en espirales cada vez más profundos de ansiedad y desesperación, los hijos e hijas de Dios que lo descubran en el lugar secreto y en su hogar, vivirán en quietud y descanso.

Tiempo cuando Los padres en la Casa de Dios recibirán discernimiento acerca del tiempo correcto donde deben abrirles el camino a la nueva generación de ministerio
«Entonces Jesús les dijo otra vez: Paz a vosotros. Como me envió el Padre, así también yo os envío» (Juan 20:21).
El fruto maduro se debe cortar a tiempo para que no se eche a perder. Ese fruto se puede usar para alimentarse o para volver a sembrarlo y producir una nueva generación que refleje las características de la simiente de donde salió.
Muchos ministerios se enriquecerán con la siembra de personas llamadas y ungidas por Dios al ministerio. Saldrán con la bendición y respaldo de los padres de la casa y en ningún caso con una división o un éxodo motivado por un espíritu de rebeldía.
La paz del Señor sellará el proceso por medio del cual los padres enviarán con su bendición a aquellos que formaron. Estas siembras se traducirán en asociaciones estratégicas que potenciarán los recursos de la obra de Dios.

Viene un tiempo de DISCIPLINA Y corrección sobre ALGUNAS personas QUE PREDICAN UN PSEUDO EVANGELIO
«Estoy maravillado de que tan pronto os hayáis alejado del que os llamó por la gracia de Cristo, para seguir un evangelio diferente. No que haya otro, sino que hay algunos que os perturban y quieren pervertir el evangelio de Cristo» (Gálatas 1:6-7).
En lugar de edificar la Iglesia, al predicar el mensaje correcto con el espíritu equivocado, terminan pervirtiendo el camino de las personas que se incorporan a la Iglesia.
Hay personas que aun en su buena voluntad, predican el mensaje de una manera incorrecta. Muchos por presiones económicas y para ganar favor y respeto de la gente, ceden a tentaciones y pervierten la Palabra de Dios.
Vendrá un éxodo de personas que están buscando a Dios de todo corazón, pero les están predicando y enseñando un falso evangelio.

Tiempo de temblores financieros en las naciones, esto también incluye a la Iglesia
«La obra de cada uno se hará manifiesta; porque el día la declarará, pues por el fuego será revelada; y la obra de cada uno cuál sea, el fuego la probará» (1ª Corintios 3:13).
Las congregaciones que enfocaron sus inversiones en la obra de Dios, recibirán oleadas de una gracia y un favor sobrenatural en sus finanzas. Por el contrario, aquellas que dirigieron sus inversiones hacia proyectos fuera de la voluntad de Dios y con intenciones personales o con espíritu de edificadores de la Torre de Babel, atravesarán serios problemas financieros.
El propio Señor saldrá al paso de proyectos que no edifican sobre su fundamento y terminarán secándose. Muchos ministros confundieron la fuerza del Espíritu con las palabras que surgen de sus propios espíritus.

George Laguna
Pastor y periodista
georgelaguna@gmail.com

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