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Alianza Evangélica de Venezuela se pronuncia

Nosotros como líderes evangélicos afirmamos los siguientes principios que nos identifican en medio de las muchas confusiones que han surgido y que ameritan ser aclaradas, nuestro propósito es reafirmar la centralidad que ocupa en nuestras vidas el precio de seguir a Jesús de Nazaret «el Camino, la Verdad y la Vida» lo cual conlleva el gran cambio requerido en una visión radical de la vida humana reflejado en una manera decisiva de vivir, actuar y pensar de forma diferente.

El pueblo evangélico no es una estructura eclesiástica, es horizontal, plana, enriquecida por las más diversas tradiciones con sus variadas raíces históricas y espirituales; este pueblo no tiene un líder supremo que no sea Jesucristo, y ni siquiera un portavoz oficial, de manera que nadie puede hablar por todos los evangélicos. Al realizar este pronunciamiento fundamentado en principios lo hacemos como una expresión realmente representativa del mundo evangélico y animamos a los demás hermanos a unirse a este pronunciamiento que define lo que somos y lo que creemos.

Estos principios que a continuación expresamos nos ubican en un caminar que aclara la relación que debe existir en la iglesia y con los demás actores vivos de la sociedad venezolana.

1.- Creemos que el Dios de la historia humana se manifiesta en tres personas: el Padre como Creador, el Hijo como Salvador  y el Espíritu Santo como Consolador.

2.- Creemos que la Santa Biblia (las Sagradas Escrituras) es la autoridad máxima de fe y conducta, para la Iglesia y el ser humano; expresa con claridad la voluntad de Dios, su dirección, el camino hacia la Salvación, y hacia el desenvolvimiento de la historia; establece los fundamentos éticos y morales que sustentan a la sociedad; que son absolutos e inamovibles; explican la participación de la Iglesia en la sociedad y su responsabilidad social.

3.- Creemos, que el ser humano fue creado a la imagen y semejanza de Dios. Por ello ha de vivir en una relación de respeto,  fe, amor, reconociendo a su prójimo como a sí mismo, un ser digno, a quien debemos servir y con quien vivir en relaciones libres, justas y sanas.

4.- Creemos que la familia es el núcleo de la sociedad humana y de las diversas instituciones que la conforman; estableciendo que las leyes y el gobierno fundamentan su desarrollo y desenvolvimiento en libertad, haciendo justicia, sin la cual no hay paz en la sociedad.

5.- Creemos que si bien es cierto existe un llamado en la Epístola a los Romanos de someternos a toda autoridad superior «porque no hay autoridad sino de parte de Dios» (Romanos 13:2-3), el mismo Apóstol nos exhorta a respetar la autoridad, sino por causa de la conciencia. Por ello, recordamos a Pedro, quien en virtud de esta misma conciencia, nos dice que «es necesario obedecer a Dios antes que a los hombres» (Hechos 4:19).
La iglesia ha de mantener su función profética y misionera, denunciando el pecado e invitando a toda institución y a la sociedad humana a encarnar las exigencias éticas de Jesucristo. Ha de presentar el mensaje del Evangelio como una esperanza para el individuo y para la sociedad.

6.- Afirmamos el principio de la autonomía de la iglesia local, la cual se gobierna a sí misma, y mantiene una relación de interdependencia con las demás iglesias locales, por la fundamental razón de que el conjunto de todas conforma el Cuerpo de Cristo. El Apóstol Pablo nos amonesta a: «sujetarnos los unos a los otros» en el amor de Cristo.
Por ello vivimos en una relación de respeto, de amor y de reconocimiento mutuo, estableciendo la pluralidad y la diversidad en la Iglesia de Cristo, como expresiones de la belleza de la hermandad y de la vocación cristiana, asumida por cada una de ellas, y por la totalidad que impacta la sociedad humana como lo que es: «sal y luz de la tierra».

7.- Afirmamos el principio histórico protestante de la separación de la Iglesia del Estado. En la que cada uno ejerce sus funciones y su responsabilidad expresadas en las Sagradas Escrituras. «Del César –respondieron. –Entonces denle al Cesar lo que es del Cesar y a Dios lo que es de Dios» (Mateo 22:21)
«La Iglesia, conformada por los creyentes en Cristo, está en el mundo, pero no es del mundo». Todo creyente es miembro de la sociedad y ciudadano de su país y ha de vivir contribuyendo a la justicia, al bienestar y a la paz de la sociedad, ejerciendo una conciencia y pensamiento cristiano. Igualmente, es ciudadano del Reino de Dios y vive bajo sus enseñanzas y ordenanzas.
Ha de ejercer su responsabilidad social como ciudadano, atendiendo al que vive en pobreza y en contextos injustos.  Ofreciéndole una vida nueva, basada en un nuevo nacimiento que se origina en su fe en Jesucristo como Salvador.
«Pero somos llamados a una lealtad superior a las ideologías y a los partidos. Nuestro deber es colaborar, pero nunca estar equiparados a ninguna ideología. Sino que en nuestras escalas, el poder espiritual, moral y social es tan importante como el poder político. Lo que es correcto supera lo que es popular. Los principios superan los partidos, la verdad vale más que cualquier interés personal. La conciencia más que el poder y la supervivencia».
El alma evangélica no está en venta. Ya fue comprada por un precio infinito. «Porque habéis sido comprados por precio; glorificad, pues, a Dios en vuestro cuerpo y en vuestro espíritu, los cuales son de Dios» (1ª Corintios 6:20).

8.- Estamos comprometidos con la libertad e igualdad para todas las religiones. Tenemos un compromiso con una visión en la que los ciudadanos son libres para escoger y participar públicamente en base a su fe, en un marco de lo que es justo y libre para todos.
Como evangélicos enfatizamos el llamamiento de Cristo a proclamar y vivir el Evangelio, combatir la injusticia y luchar por la libertad, conscientes de las posibles consecuencias de esta convicción, que puede acarrearse toda clase de antagonismos y persecución. La Iglesia perseguida no es un vestigio de siglos pasados, sino una realidad hoy en día, incluso en varios países europeos y particularmente en países del Medio Oriente. En Apocalipsis 12 y 13 vemos como ideologías del mal y poderes políticos impíos se levantan para oprimir a la Iglesia, pero también vemos cómo «nuestros hermanos… vencieron el mal por medio de la sangre del Cordero y por la palabra de su testimonio; y no amaron sus vidas, llegando hasta sufrir la muerte» (Ap. 12:10-11).

9.- Acogemos el esfuerzo por proclamar la reafirmación de los Principios Fundamentales de los  Derechos Humanos, expresados en los distintos instrumentos jurídicos como son: la Declaración Universal de los Derechos Humanos y en particular la Constitución Nacional de la República Bolivariana de Venezuela. No obstante a la existencia a estas medidas de protección universal, así como a la implantación de otras leyes que procuran el respeto a la vida, libertad del pensamiento y  expresión, libertad de asociación, libertad de conciencia y derecho a la propiedad privada entre otros derechos fundamentales;  el mundo sigue experimentando el horror del asesinato de miles y millones como manifestación  grotesca de la barbarie y por expansión hacia lo sutil  a través de la conculcación y disminución de los derechos fundamentales. Existe en Dios una honda preocupación por la vida humana, y nosotros como Alianza Evangélica queremos servir de medio a través del cual animar a la iglesia y a la sociedad para cuidar este legado impostergable e imperecedero como son Los Derechos Humanos, el medio permitido por Dios para la preservación de la vida y de su pleno y armonioso desarrollo  sea cual fuere su pensamiento o ideología. Pero ello nos desafía a ver que es el reconocimiento mutuo de nuestra dignidad humana el atributo dado por Dios para distinguirnos como seres singulares distintos al resto de la creación y complementarios con ella.

10.- Afirmamos la importancia de ser definidos teológicamente, no políticamente; confesionalmente, no culturalmente. Ante todo es un compromiso y una devoción a la persona y el trabajo de Jesucristo, sus enseñanzas y estilo de vida, y una dedicación duradera a su señorío sobre todos los poderes terrenales, alianzas o lealtades. Por tal razón no debería limitarse a fronteras tribales o nacionales, o ser confundido con, o reducido a categorías políticas tales como «socialista» o «capitalista» o a categorías filosóficas como «reaccionario» o «revolucionario» u «progresista».

11.- Afirmamos la comisión de Jesús de retar a los que nos rodean con el mensaje de las Buenas Nuevas de Salvación en Cristo Jesús, reto que demanda una respuesta del oyente.

12.- Afirmamos nuestra responsabilidad de servir al prójimo con amor y con actos de justicia, que juntos con la Palabra transforman al ser humano y a su entorno.

Como Alianza Evangélica Venezolana conformada por el Consejo Evangélico de Venezuela y la Confederación Evangélica Pentecostal de Venezuela hacemos y formulamos un llamado a la Iglesia Evangélica nacional a servir sin distinción al prójimo.

Que el Señor nos guíe por Su poderoso Espíritu Santo y Su Palabra.

En Caracas, a los ocho días del mes de octubre, del año 2.014.

Alianza Evangélica de Venezuela

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