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Bendito encierro, Harold Paredes Olivo

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Despierto, no muy temprano,
me levanto de la cama para leer La Biblia;
necesito el pan mío de cada día todas las mañanas.
Oro por la humanidad
y pido a DIOS sanidad:
que se vaya la pandemia;
de repente veo por la ventana
cuatro aves volar, felices
volaban con tanta libertad.

Inhalé aire profundamente,
para no sentir envidia.
De lejos miro algunas personas,
van distante una de la otra,
y lo primero que pienso es:
«Se están saltando la cuarentena,
que gente más irresponsable».

Recapacito, ya he calumniado.
Perdóname, DIOS bendito.
Quizás, ellos se dirigen al trabajo
o rumbo a comprar lo necesario.
¿Por qué vamos directo a los malos comentarios?
Lo más probable, solo yo, pienso así;
creo que el virus vino por mí y no por ti,
para que calle y no peque más.
¡Bendito encierro!

Camino como la manzana,
de la sala al comedor,
no la picó con cuchillo,
prefiero darle un mordisco;
pero, a la pera la pelo y la pico,
con mi cuchillo verdecito,
y no me la como con tenedor.
Hasta el humo de las chimeneas
me hace coco, sintiéndose libre.
¡Bendito encierro!

El ser, ¡qué seres somos!
Somos la quejamanía en pasta
y la crítica a flor de piel.
Lo bueno de todo esto,
es que el virus está muriendo,
el virus de la separación familiar.

¡Aleluya! Muriendo va el que asesinaba;
ahora, quiero que mueran los móviles
o entren en cuarentena con los tablets
y los juegos en línea hasta diciembre o por siempre,
y si es posible, cierren los noticieros exagerados;
podrían darle vacaciones a los amarillistas.
No importa, que sean remuneradas.

¡Ah! Y cuando termine esto,
que los Cuerpos de Inteligencia
busquen a los creadores de bulos;
denle cadena perpetua u oficio
donde pasen la gran vergüenza.
Después, para los Educadores, Sanitarios,
Guardia Civil, Policías, Bomberos y Personal de Aseo;
salga un real decreto
para que ganen más dinero que los del gobierno;
y que los políticos del Congreso.

Que los Docentes, la gente de Magisterio
ganen mucho más que ellos.
En las escuelas, institutos y Universidades
se formaron los héroes que nos protegen.
Que prosperen más que el ególatra
y más que los amantes del juego.
¡Bendito encierro!

Prefiero estar en casa con los míos,
en este confinamiento obligado,
inventado y necesario para Gog y Magog;
el objetivo fue logrado, y en las bolsas triunfaron.
Lo que está a la vista, ¿qué necesita?
Suplico: No más olvidos,
no más abandonos a los ancianos;
los cuidados sociales básicos
deben ser cuanto antes mejorados,
para ellos, y para quienes no tienen.
Nos dimos cuenta terrícolas:
¡Todos somos vulnerables!
¡Bendito y maravilloso encierro!

Harold Paredes Olivo
Pastor y comunicado

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