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¿Serendipia divina o de chiripa?, Harold Paredes O.

Una serendipia divina inició desde hace muchos años; esta trae salvación, sanidad, liberación, unidad nacional, prosperidad integral en las familias venezolanas / Freepik

* El llamado es a los venezolanos espiritual y académicamente preparados para tomar todos los montes señalados; el poder no puede seguir en las manos de impíos y adoradores de Satanás

“Con la tormenta llegó la oscuridad, como si aquella hubiera extendido una lona negra por delante del sol. La temperatura bajó varios grados; una lluvia helada azotaba las cubiertas; relámpagos zigzagueantes cortaban las sombras y teñían de un blanco acerado el encabritado mar. Las olas se hacían trizas, chocaban, se combinaban y saltaban a gran altura”. Así describía Justin Scott en su novela: El cazador de barcos, una terrible serendipia que vivían dos de sus personajes en altamar, navegando en el velero La Sirena.
Para poder hablar tan perfectamente de estos hechos el autor investigó y tuvo la ayuda de Stephen Fisher, quien le enseñó el arte de la navegación. Es decir, que para poder vivir una serendipia debemos prepararnos; no se logra por adivinación o juegos de azar que convierten en ludópata al más espabilado; no pudiendo salir de la adicción, y por ello, pierde todo. Un evento inesperado puede ocurrir, pero debemos estar preparados o estar buscando lo que deseamos ver, siendo testigos fieles.
En Hechos 1:8 se nos motiva a ser testigos: «pero recibirán poder cuando el Espíritu Santo descienda sobre ustedes; y serán mis testigos, y le hablarán a la gente acerca de mí en todas partes: en Jerusalén, por toda Judea, en Samaria y hasta los lugares más lejanos de la tierra». John White en el libro: La lucha, un Manual práctico para la vida cristiana, escribió: «Me seréis testigos, les dijo Jesús a los primeros discípulos. En un sentido, no importa mucho si usted es un anticuado cartel rural escrito en caligrafía tradicional, o cartel luminoso suspendido sobre la autopista. Usted no existe para atraer a la gente hacia usted sino para dirigir el pensamiento de la gente hacia un destino divino. Un cartel pierde sentido si es tan atractivo que atrapa la atención sobre si en lugar de dirigirla hacia alguna ciudad».
El 4 de febrero de 1992, el Dr. Rafael Caldera con su discurso provocó un chiripero político; que a la fecha es semejante a la tormenta que describe Scott en su novela. En el Congreso de 1992 vimos el nacimiento de un gobierno de chiripa por un discurso, ¿oportuno u oportunista?, para los más sensatos inició, prácticamente, la apertura a la lona negra que se observa por toda Venezuela; todo debido a populistas irresponsables que se olvidaron del pueblo.
El Dr. Caldera y otros políticos de la época son en parte responsables de lo que hoy viven los venezolanos. Nos preguntamos, ¿cuándo ocurrirá una sana serendipia? Una serendipia es en nuestro lenguaje coloquial ‘algo ocurrido de sana chiripa’; es un hallazgo que trae beneficios a la sociedad, nunca resta o trae desgracia. Por ejemplo, el principio físico de Arquímedes se descubrió cuando al meterse en una bañera observó cómo su cuerpo desplazaba una masa de agua equivalente al volumen sumergido. Salió desnudo a la calle gritando la famosa palabra: ¡eureka!
Aquel 4 de febrero muchos venezolanos quizás dijeron: ¡por fin, gloria a DIOS! ¡De chiripa salimos de esta! Lo cierto es que no salimos; entramos en la época donde las familias están y serán bestialmente fracturadas si no ocurre en un pispás una acción de personas determinadas en lo natural, porque para que intervenga la mano de DIOS debemos estar buscándolo como en el Estadio Universitario de Caracas, en cada iglesia y hogar de venezolanos. Un clamor se ha escuchado y aviones celestiales cruzan el espacio aéreo liberado.
No podemos olvidar la historia, no se pueden permitir nuevos errores. El Dr. Rafael Caldera fue como ese aviso luminoso verde de la autopista que atrapó al conductor y lo alejó de su objetivo. De chiriperos a monstruos zombis que olvidaron ser compatriotas y fieles testigos del pensamiento libre de Bolívar. Mientras los líderes actuales se visten de blanco, la oscuridad los atrapó; y, lamentablemente, faltos de amor a la patria; por ende, a su gente, y como el mismo diablo desean llevarse a muchos con ellos al infierno.
Estoy convencido que ocurrirá muy pronto un evento extraordinario como lo describe en su libro: El regreso del cisne negro, el apóstol Guido Raúl Ávila. Hoy necesitamos líderes íntegros que tengan temor a DIOS y amen a su prójimo para que dirijan a Venezuela, pero sin creerse nuevos mesías (ya resucitó el verdadero: JESUCRISTO) o pseudo serendipias que se convierten en chiripas. ¿De chiripa? No quiero nada, ¿y usted? Ahora si es una serendipia divina o como el efecto cisne negro, bienvenido sea en el nombre de CRISTO.
El apóstol Ignacio Yllaramendy en el comunicado oficial de la Gran Vigilia de Oración Nacional realizada el 2 de agosto de 2019, informó que «el estadio universitario se llenó a su máxima capacidad… Nunca en la historia del estadio de baseball había sucedido que un evento hubiera que devolver gente por falta de espacio, esto es parte del avivamiento y el despertar de la Iglesia Cristiana en Venezuela». No podemos negar que ocurrió una serendipia divina, doy testimonio del esfuerzo de hombres y mujeres que por años han realizado más que eventos, han obedecido al realizar acciones estratégicas como los Gedeones actuales.
Nuestro SEÑOR JESUCRISTO, está llamando a hijos fieles, a los que aún escuchan su voz y le siguen como amigos. A la fecha existen muchos venezolanos con corazones extraordinarios, temerosos de DIOS, que aman a su prójimo y no a ellos mismos; estos pueden coadyuvar en el desarrollo de Venezuela. El llamado es a los venezolanos espiritual y académicamente preparados para tomar todos los montes señalados; el poder no puede seguir en las manos de impíos y adoradores de Satanás.
Una serendipia divina inició desde hace muchos años; esta trae salvación, sanidad, liberación, unidad nacional, prosperidad integral en las familias. Para las nuevas serendipias en Venezuela se necesita gente preparada y que nunca haya dejado de estar en la presencia de DIOS. Me gustaría ver a todos los dinosaurios políticos sentados en sus casas viendo cómo hermanos en CRISTO administran una nación sin ser prevaricadores, sin usar la operación colchón o ¿cuánto hay pa’ eso? Ver a Carlos Vielma en la Asamblea Nacional, a Georges Doumat como Ministro de Comunicación, a Plácido y Carolina Córcega como Ministros de Finanzas y Banca, a Teófilo Segovia como Ministro de Familia y Vivienda, y a muchos más. Deseo ver a los ministros de oficio (sin pedir ofrendas) orando y aconsejando para que ninguno pierda la brújula en el objetivo común: cumplir La Gran Comisión y darles calidad de vida a todos; sea cual sea, su realidad.

Harold Paredes O.
Pastor y comunicador
haroldwjparedes@gmail.com

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