Verdad y Vida EL QUINCENARIO CRISTIANO DE VENEZUELA
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(Agencias/ VyV – Redacción).-
Desde los dos años de edad, sus padres decidieron divorciarse y comenzar a vivir una vida en la homosexualidad. Su madre inmediatamente comenzó a vivir con una pareja lesbiana, mientras que su padre, permaneció en silencio por algunos años hasta que decidió “salir del clóset”.
Caleb Kantelbach, vivió y creció con su madre, una profesora universitaria y activista política que solía llevarlo con ella a todas partes: desfiles del orgullo gay, fiestas y acampadas, clubes LGTB, entre otros.
Este joven creció con una imagen errónea de lo que es el cristianismo, de quién es Dios y del sacrificio de Jesús en la cruz del Calvario. Él no quería saber nada más sobre el cristianismo o sobre Dios. Todo esto, producto de haber visto pronunciamientos de cristianos en diferentes desfiles de gais. En una oportunidad, algunos de ellos, rociaban a los homosexuales con agua y orina durante un desfile, al preguntarle a su mamá, por qué les hacían esto, ella decía que “los cristianos odiaban a los homosexuales”, recordó Caleb.
Cuando estudiaba en la secundaria, un amigo lo invitó a una reunión de estudio de la Biblia, Caleb aceptó. “Pensé que podía pretender ser un cristiano, aprender todo sobre el cristianismo y desmantelar sus argumentos”, explicó.
En el proceso, asistía esporádicamente a una iglesia con su papá, pero se aburría al no entender su mensaje. “Nunca hablaban de Dios, solo hablaban de asuntos y problemas sociales”, dijo Caleb.
Como no leía la Biblia y se iba a la reunión de estudio sin prepararse, Caleb no se había dado cuenta de que había una diferencia entre el Antiguo y el Nuevo Testamento. Se confundió cuando le dijeron que leyera 1ª a los Corintios, él leyó desde 1° de Crónicas, “estaba avergonzado, pero no iba a dejar que los cristianos me desmoralizaran”, agregó.
Kaltenbach se había creado una mala imagen de los cristianos desde ese día del desfile, pero una vez que comenzó a leer la Biblia por su cuenta, su vida cambió por completo. “Realmente me enamoré de Jesús. Aprendí que Jesucristo no es nada parecido a aquellos ‘cristianos’ que yo veía en las esquinas de las calles cuando era niño”.
El amor lo llevó a la salvación
Poco después se consiguió con un amigo cristiano en un restaurante y le pregunto: “¿Qué debo hacer para ser salvo? Mientras su amigo, Gregg, hablaba sobre la realidad de Dios y Su divinidad, algo se estremecía dentro de Caleb.
“Cuando Gregg estaba hablando, estaba pasando. No puedo explicarlo, algo simplemente cambió en mí. Realmente creí en lo que él me estaba diciendo. No había otra manera, en ese momento me convertí en un seguidor de Jesús”, explicó.
Se bautizó casi inmediatamente después de haberse convertido, por lo que su papá lo castigó después de escuchar la noticia. Su madre y pareja lesbiana, se horrorizaron cuando supieron y lo acusaron de haber cometido la mayor traición porque se alió con aquellos fanáticos que veían en las calles.
A la semana, Kaltenbach asistió a una conferencia “Jóvenes en Cristo”, en el sur de Missouri, EE. UU. Allí sintió el llamado del Señor a un pastorado y confesó delante de todos que él quería ser predicador.
Poco después, comenzó a asistir al Instituto Cristiano Ozark, luego al Seminario Talbot en California. Sirvió en la Iglesia Pastor de la Colina por 11 años al sur de California. Después de su graduación, comenzó a predicar en una iglesia en Dallas, Texas, como segundo pastor a cargo.
Sin esperarlo, algo maravilloso sucedió mientras predicaba en esa iglesia. Sus padres se mudaron a Dallas, por separado, y comenzaron a asistir a su iglesia. “Lo mejor de eso fue que muchos miembros de la iglesia eran más amables y atentos con mis padres de lo que yo mismo era”, aseguró. Vio cómo la iglesia amaba a sus padres homosexuales sin juzgarlos o condenarlos, y eso abrió el corazón de sus padres al Evangelio.
Después de tres años sirviendo en Dallas, sintió el llamado de mudarse a California nuevamente y allí comenzó a pastorear y dirigir la Iglesia Discovery en Simi Valley. Nuevamente algo maravilloso sucedió, “dos semanas antes de mudarme a California, mis padres le entregaron sus vidas al Señor. Yo estaba anonadado. Me preguntaba cómo había sucedido esto, aún no lo sé, solo por la gracia de Dios mis padres son salvos”.
El viaje de transformación de la familia Kaltenbach ha sido impresionante, y por eso, Caleb ha desarrollado una perspectiva única de ver las cosas y actuar para que otros no se sientan juzgados, sino amados y aceptados por el Padre celestial. “Yo creo que cualquier forma de expresión sexual fuera del matrimonio heterosexual no le agrada a Dios. Él no me llamó para juzgarlos sino para hablarles de la verdad y presentarles su verdadera identidad”.
“Yo estoy completamente de acuerdo con el diseño original de Dios respecto a que el sexo debe ser entre un hombre y una mujer, pero eso no es lo primero que yo le digo a una persona que es homosexual. Primero quiero conocerlos a ellos como persona. Quiero ayudarlos a ver a Cristo como su identidad principal. Cuando ellos vean que Jesús es quien los define, entonces ya podemos hablar de una vida en santidad”, explicó con convicción.
En su iglesia siempre dice: “Queremos que este sea un lugar al que usted pueda pertenecer, antes de que usted crea”, visión que ha ayudado a restaurar a muchos que se sentían rechazados y como desadaptados en la sociedad.
Sobre Caleb
Caleb Kaltenbach está casado con Amy con quien tiene dos hijos. Escribió el libro “Gracia desordenada” (Messy grace), donde habla de su testimonio y explica cómo siendo hijo de homosexuales puede amar a los demás sin sacrificar sus convicciones.
