(ActualidadRT/ VyV).-
En una entrevista, el espiritista Armando Velásquez indicó que el ‘Chamo Ismael’, «vivía en el barrio El Guarataro [en Caracas], le quitaba a los ricos y le daba a los pobres. Un Robin Hood venezolano». La imagen de este ídolo está en la puerta de la perfumería Alaroye Eleguá, ubicada en la avenida Baralt, de Caracas, una de las principales vías del centro de la capital venezolana y la meca para quienes buscan honrar a entidades espirituales a las que se atribuyen facultades milagrosas.
Según Velásquez, encargado del negocio, la legión de seguidores del ‘santo malandro’, como también le dicen al Chamo Ismael, crece cada vez más porque «la gente le pide para que le dé seguridad, que los proteja en la calle o para que sus familiares salgan de la cárcel».
Algunos piden protección para llegar tranquilos a casa, mientras que otros, le prenden velas azules a Ismael, «para salir a atracar, a robar, sin que los agarren», contó Velásquez. «El espíritu del Chamo Ismael es para quien lo trabaja: para bien o para mal», aclaró el espiritista. Esa dualidad hace que Ismael sea todavía «de baja luz» en la corte de María Lionza, la reina de la montaña de Sorte, y quien preside el Altar Mayor de una religión creada en Venezuela antes de los tiempos de la colonia.
Para ascender en esa corte, asegura Velásquez, «el Chamo Ismael hace trabajos para reivindicarse. A veces lo que le piden no son cosas buenas, pero el santo las cumple para ir escalando y tener luz». Las ‘cosas malas’, claro, son algunas de las que le piden muchos jóvenes que ofrendan a la figura que está en la entrada del local: le ponen billetes, botellas de anís, cigarrillos y, a veces, hasta marihuana.
«Mucha gente le pide a Ismael, pero la mayoría son malandros que piden para salir a lanzar ‘un quieto’ [un robo]», dijo el espiritista, quien confiesa que se siente protegido en su negocio porque muchos devotos pasan a ofrendarle a la figura que está en la entrada de su local.
«Aquí en la tienda lo tenemos afuera y muchos malandros vienen aquí y no nos tocan ni nos roban porque lo veneran. Se dicen entre ellos: ‘si robas a esa gente, Ismael te va a castigar’. Su imagen la tenemos por todos lados».
Toda una corte
Pero no sólo es Ismael a quien veneran. La corte malandra está integrada por la malandra Elizabeth, Petróleo Crudo, Isabelita, Machera, el pavo Freddy, Tomasito, Miguelito, El Ratón, Luisito, Luis Sánchez, Pez Gordo, Pedro, Jhonny, Pedro Hilario y William, detalla el documental Pa’ santo yo. Se supone que eran delincuentes de los años 60 y que muchos de ellos están enterrados en el Cementerio General del Sur, en Caracas, una necrópolis donde todavía muchos les rinden culto.
Cuenta Velásquez que la fama de la corte malandra va en aumento, pero no sólo por factores como la violencia, sino por la curiosidad que despierta a escala internacional: alemanes, rusos, chinos, entre otros, compran las estampitas y estatuillas. Velásquez asegura que el culto a los santo malandros no acabará, «el día que eso pase, Caracas dejará de ser Caracas», finalizó.
Idolatría lineal
Para Dios, la idolatría es una sola, es lineal, horizontal; es decir, que no hay diferencia a qué imagen se adore (venere, honre), cualquier forma de idolatría es igual delante de los ojos del Señor, lo cual para Él es abominación y acarrea maldición. Sea a vírgenes, santos, cortes espiritistas, quien está detrás de cada imagen es un demonio que ata a quienes las veneran, honran, adoran o rinden algún tipo de culto.
Así lo establece en Éxodo 20: 3-6, «No tendrás dioses ajenos delante de mí. No te harás imagen, ni semejanza alguna de lo que está arriba en el cielo, ni abajo en la tierra, ni en las aguas debajo de la tierra. No te inclinarás ante ellas, ni las honrarás, porque yo soy el Señor tu Dios, fuerte y celoso. Yo visito en los hijos la maldad de los padres que me aborrecen, hasta la tercera y cuarta generación, pero trato con misericordia infinita a los que me aman y cumplen mis mandamientos».
La misericordia de Dios es grande, pero cada persona debe tomar la decisión de abrir su corazón a Jesucristo como Señor y Salvador personal, solo así logra ser perdonado, redimido y santificado. Busque el perdón del Señor, ábrale su corazón y adore al Dios vivo que murió por amor a nosotros en la cruz y resucitó al tercer día para nuestra victoria eternal.◄