(Fernando Regnault – Articulista).-
El Señor habla a sus hijos de muchas maneras, es importante saber discernir lo que el Señor nos dice. De no tener un discernimiento claro, terminaríamos yendo en sentido contrario a la Voluntad de Dios. Muchas personas se equivocan al tomar las bendiciones de Dios, como si fuera una prueba de que están haciendo lo correcto, pero la mayoría de las veces no es así. No podemos tomar las bendiciones del Señor, como señal de aprobación de nuestras actuaciones, pues sencillamente el Señor hace salir el sol sobre malos y buenos, veamos: «para que seáis hijos de vuestro Padre que está en los cielos; porque El hace salir su sol sobre malos y buenos, y llover sobre justos e injustos» (Mateo 5:45). Sería algo como decir que sólo los cristianos prosperan y les va bien, pero recordemos que la Palabra dice: «Porque tuve envidia de los arrogantes, viendo la prosperidad de los impíos» (Salmo 73:3). Las riquezas ni las bendiciones, son señales de que estamos en el camino correcto, cuidado con esto. Muchos andan hoy por el camino ancho, engañados detrás de riquezas, confiando que andan en la Voluntad de Dios.
El Señor, nuestro Dios nos respalda cuando predicamos su Palabra, esto, aunque muchas veces no andemos conforme a su voluntad. Esto por varias razones, una de ellas es que el llamamiento y los dones son irrevocables, asi que siguen actuando esperando el Señor por nuestro arrepentimiento. Esto pasó con Balaán, el profeta que se vendió por precio, para maldecir al pueblo de Israel, aun en esas condiciones, el Señor lo usó en importantes profecías. Recordemos también a los líderes que serán rechazados por el Señor, veamos: «Muchos me dirán en aquel día: Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre, y en tu nombre echamos fuera demonios, y en tu nombre hicimos muchos milagros?» (Mateo 7:22). Esto obviamente son líderes, pues son los que están ministrando, es tremendo como el Señor respalda su Palabra, y ellos creen que están haciendo lo correcto, pero no estaban andando en obediencia a la Palabra. El Señor les dirá: «Y entonces les declararé: Nunca os conocí; apartaos de mí, hacedores de maldad» (Mateo 7:23). NO somos salvos por las obras que hagamos, sino por fe, pero esto tiende a perderse de vista, y el corazón se desliza a confiar en que hemos hecho tantas cosas para el Señor, es un grave error. EL apóstol Pablo escribió: «sino que golpeo mi cuerpo, y lo pongo en servidumbre, no sea que habiendo sido heraldo para otros, yo mismo venga a ser eliminado» (1ª Corintios 9:27). Para Pablo la salvación era algo tan grande e importante que no se confiaba en nada, sino que proseguía adelante, haciendo la Voluntad de Dios, para estar seguro de ser hallado digno de entrar a las moradas eternas.
La manera de saber si estamos andando conforme a la Voluntad del Señor es, revisarnos por su Palabra, es examinarnos concienzudamente en ayuno y oración delante del Señor y más aun si somos líderes, que tenemos la responsabilidad de ministrar. Hay actualmente muchos predicadores y salmistas, que tienen tarifas para predicar o cantar en los actos de las Iglesias. Terrible error, no importa las consideraciones y argumentos que puedan dar para tal cosa, el Señor mandó diciendo: «Sanad enfermos, limpiad leprosos, resucitad muertos, echad fuera demonios; de gracia recibisteis, dad de gracia» (Mateo 10:8). De Gracia recibimos los dones, y de Gracia hay que ministrarlos, de otra manera hay muchas posibilidades de que el Señor les diga como a los fariseos: «de cierto os digo que ya tienen su recompensa» (Mateo 6:16b). Tenemos hoy una gran cantidad de líderes famosos que viven en mansiones, y llevan estilos de vida de lujos, pensando que es un regalo de Dios. Ellos piensan erróneamente, que todo lo que les llega a las manos viene de Dios, pareciera que ignoraran voluntariamente, que el diablo le ofreció lujos y riquezas a nuestro Señor Jesús y el Señor los rechazó. Estos están siendo usados por el diablo, para que la gente blasfeme el Nombre del Señor, viendo sus vidas de lujos y riquezas. ¿Quiénes son los primeros que deben cumplir el siguiente mandamiento del Señor «No os hagáis tesoros en la tierra, donde la polilla y el orín corrompen, y donde ladrones minan y hurtan» (Mateo 6:19). Por supuesto que los líderes de la Iglesia, tenemos un gran testimonio en el ministerio del hermano Yiye Avila, más de 50 años de ministerio. Recibió muchos millones de dólares en donativos y ofrendas, y todo fue invertido en la obra del Señor, Él vivió siempre en su vieja casa donde comenzó su ministerio. Cuando alguien trató de darle una ofrenda de varios miles de dólares, mandó a que lo pusieran en la ofrenda de la iglesia. Este santo varón nunca en 50 años de ministerio tomó vacaciones, siempre decía que las reservaba para el Reino de los Cielos. Este varón de Dios mantuvo su unción a lo largo de su ministerio, a Dios sea la Gloria, ahora disfruta de las mansiones celestiales.
Tomemos pues, el consejo de Pedro quien conocía mucho al Señor, pues vivió tres años a su lado y recibió su doctrina directamente, él escribió: «Y si invocáis por Padre a aquel que sin acepción de personas juzga según la obra de cada uno, conducíos en temor todo el tiempo de vuestra peregrinación» (1ª Pedro 1:17). Que nadie se relaje porque ya recibió al Señor, sino que se prepare en Cristo para vencer los ataques que recibirá, para impedirle llegar al reino de los cielos. Tiene que tomar su cruz y saber que el diablo le ofrecerá: dinero, fama, reconocimiento, reputación, mansiones, aviones, no le dirá como al Señor: «si postrado me adorares», porque eso está sobreentendido, pues está escrito para nuestra edificación y no en el Antiguo, sino en el Nuevo Testamento. Amado que lees estas letras: «Considera lo que digo, y el Señor te dé entendimiento en todo» (2ª Timoteo 2:7).
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