(Fernando Alexis Jiménez – Pastor).-
Iba tan preocupado por asuntos financieros, que atravesó sin mayores miramientos la avenida, ensimismado como estaba en sus pensamientos. Arrastraba una enorme deuda por las cuotas de amortización de la casa y debía, desde hacía dos meses, las cuotas mensuales del colegio de sus hijos.
La bocina ensordecedora de un camión que frenó a pocos centímetros, lo sacó de su estado. Faltó poco para que lo arrollara. Inmediatamente se desató una cascada de palabras ofensivas. El motorista estaba sumamente molesta. Lo trató de «irresponsable».
El incidente lo llevó a meditar aquella mañana si valía la pena tanto afán cuando estaba de por medio la vida y pocas antes había estado a punto de morir bajo las ruedas de un tractocamión. No tenía sentido, reflexionó.
Aquél pensamiento fue como si estuviera en la antesala de un gran descubrimiento. Deseó poder correr hasta la casa y reencontrarse con su familia. ¡Casi los pierde! Y no los había tomado en cuenta lo suficiente. «¡Santo Dios!, por poco me muero hoy… y además, lleno de preocupaciones…»
Descubrió por fin que la vida valía mucho más que el cúmulo de preocupaciones que lo asaltaban. No tenía sentido morirse antes de tiempo y menos, por desconfiar de la voluntad y la provisión divinas.
Dios quita nuestras preocupaciones
Hombres y mujeres llenos de preocupación ha habido siempre. No es algo nuevo. Obran movidos por la inquietud que les despierta la falta de dinero, las deudas, el sobrepeso corporal, una ruptura sentimental… en fin, los motivos son muchos. Convergen en un solo camino: la zozobra de quienes enfrentan la situación, sea cual fuere.
¿Es ese el propósito de Dios para nosotros? Sin duda que no. El Señor Jesús lo explicó con las siguientes palabras: «Por eso les digo: no se preocupen por la comida ni por la bebida que necesitan para vivir, ni tampoco por la ropa que se van a poner. Ciertamente la vida es más que la comida y el cuerpo más que la ropa» (Mateo 5:25. La Santa Biblia, la Palabra de Dios para todos).
Con unas palabras certeras que tocaron el corazón de todos los presentes, y el de nosotros hoy, les invitó a desarrollar confianza plena en el Señor. Les motivó a llevar sus necesidades e inquietudes ante Dios, bajo el convencimiento de que Él tiene respuestas a nuestros interrogantes y soluciones a cualquier problema que enfrentamos.
¡No se muera por las preocupaciones! Llévelas hoy mismo en oración ante la presencia de Aquél que todo lo puede…
No deje pasar este día sin tomar la mejor decisión de su vida: recibir a Jesucristo como Señor y Salvador de su vida. ¡Su existencia será transformada!
pastorfernandoalexis@hotmail.com