Verdad y Vida EL QUINCENARIO CRISTIANO DE VENEZUELA
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“Misericordia y verdad”, la mejor fórmula para evitar los tan nocivos excesos
“Con misericordia y verdad se corrige el pecado, y con el temor de Jehová los hombres se apartan del mal” (Proverbios 16:6).
¿Ha notado cuánta impaciencia demuestran algunas personas cuando desean corregir a otros? Este proverbio es interesante pues nos revela la forma como Dios trata al infractor: con “misericordia y verdad”; la mejor fórmula para evitar los tan nocivos excesos.
Muchos tratan de corregir a alguien con demasiada severidad. Los resultados serán contrarios a los deseados y en su lugar, habrá reacciones incómodas por tan excesivo trato. También están aquellos que rebasan los niveles de la tolerancia con sus livianas posturas. Ambos son extremos en sí mismos y es como si se quisiera tallar un diamante empleando mucha o poca fuerza. Es posible imaginarse los resultados en un carácter.
Para lograr cambios ―en lo personal como en otros― se requiere del ejercicio paciente de estas dos virtudes. La misericordia permite la aplicación razonada de la disciplina con moderada intensidad; y la verdad ―siempre liberadora― ayuda para que la prescripción del remedio sea la correcta. Es el sano criterio con el que se evitan las posturas subjetivas del tipo “me gusta” o “no me gusta”.
Sin embargo, tal ejercicio paciente requiere del toque definitivo que le da el “temor de Dios”. Esta es la “fe reverente” que nos aleja del mal: la motivación santa que nos mantiene en el camino del cambio beneficioso.
Por tanto, nuestra gota de hoy promueve una dosis equilibrada de disciplina para las correcciones y cambios sin daños colaterales. Todos recíprocamente nos debemos un trato tan considerado como el que recibimos de Dios; el resto, será un logro definitivo cuando decidimos caminar firmemente en su temor. Este es el mejor método, pues asegura los mejores resultados. ¿Qué piensas?
Eduardo Padrón
Pastor, comunicador y escritor
edupadron@gmail.com