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El pastor y la iglesia, Alexander Correa Saavedra

Un predicador no puede predicar un mensaje más fuerte que lo que él vive. Su vida ante el rebaño predica más fuerte que todo lo que diga

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En diferentes lugares de la Biblia podemos hallar cosas que son señaladas como importantes en las vidas de aquellos que se dedican al ministerio. Los siguientes lugares nos dan una lista bastante completa de lo requerido: 1ª Timoteo 3:1-7; Tito 1:5-9; 1ª Corintios 4:2; 1ª Pedro 5:1-3. De estos pasajes podemos sacar la siguiente lista de requisitos:

  1. Anhelarlo – Primero debe desear servirle al Señor como su ministro. Hay que recordar que esto en el tiempo de Pablo podía significar tener que dar su vida.
  2. Irreprensible – Sin tacha, sin que se le pueda acusar.
  3. Marido de una sola mujer – Hay que recordar que en ese tiempo era común la poligamia. Sin embargo, esto se puede tomar como una recomendación que sea casado, aunque no necesariamente algo que se debe o puede exigir.
  4. Sobrio – Serio, formal.
  5. Prudente – Juicioso, sabio.
  6. Decoroso – Respetable, decente.
  7. Hospedador – Esto se hacía muy necesario en ese tiempo cuando a los cristianos los perseguían, o sencillamente porque no habían mesones, hoteles u hospedajes como los hay hoy.
  8. Apto para enseñar – Esto se puede referir en cuanto a su: a) conocimiento, b) experiencia, c) presentación -vocabulario, voz, apariencia; y d) su reputación en relación a otros.
  9. No dado al vino – Es mejor sencillamente ser abstemio. El vino en esos días era usado comúnmente en las comidas, especialmente porque el vino no se contamina fácilmente como el agua u otra bebida. Hoy el vino o las bebidas alcohólicas tienen otro uso y sentido.
  10. No pendenciero – No ser amigo de peleas, discusiones, argumentos, riñas, contiendas, disputas. Que no sea rencoroso o pleitista.
  11. No codicioso de ganancias deshonestas – Desinteresado en cuanto al dinero.
  12. Amable – Bondadoso, llevadero.
  13. Apacible – Pacífico, agradable, sosegado, tranquilo.
  14. No Avaro – Ambicioso, mezquino, usurero, tacaño.
  15. Que gobierne bien su casa – La casa es como una mini-iglesia donde debe demostrar capacidad. Además, como la congregación tiene su ojo puesto en la familia, hay que ser aún más estricto y tener el hogar más en orden que lo normal.
  16. No un neófito – Novato, principiante.
  17. Que tenga buen testimonio de los de afuera – No solo los de adentro, sino “los de afuera”, eso es más difícil. Esto es necesario no solo para el respeto que tengan hacia el ministro, sino hacia la iglesia en general. Esto incluye ser fiscalmente responsable también, no estar fiando o prestando sin devolver.
  18. No soberbio – Terco, orgulloso, altivo, arrogante.
  19. No iracundo – Mal genio, enojado. Efesios 4:30-32.
  20. Amante de lo bueno – No solo hacerlo porque es bueno sino amarlo. “Debemos amar lo que Dios ama y odiar lo que Dios odia”.
  21. Justo – Exacto, cabal.
  22. Santo – En vida Consagrado a Dios.
  23. Dueño de sí mismo – Disciplinado, auto-control.
  24. Retenedor de la Palabra – Apegarse al verdadero y mismo mensaje que se le enseñó.
  25. Fiel – Alguien en quien se puede depender, constante, perseverante, que llena sus compromisos.
  26. Siendo ejemplo – Debe establecer la pauta, el reglón. La lista es larga, sin embargo, hay otras cosas que se podrían añadir. Lo importante es que hay que reconocer que para el ministerio Dios busca y quiere lo mejor.

La carencia de uno solo de estos requisitos, o lo que parezca una pequeña falta puede ser de gran estorbo. Eclesiastés 10:1.
Cabe repetir que, en el ministerio es de mayor importancia lo que es el ministro, que lo que puede hacer. Si la vida de un ministro tiene manchas o él no anda rectamente delante del mundo, no tendrá influencia y su predicación, aunque sea elocuente, no tendrá valor para conmover las almas.
Si su conciencia no es pura, su predicación no será ungida de Dios y sus palabras serán como metal que resuena y címbalo que retiñe. Un predicador no puede predicar un mensaje más fuerte que lo que él vive. Su vida ante el rebaño predica más fuerte que todo lo que diga. Un hombre no puede guiar al rebaño a cosas más profundas que las que él mismo ha experimentado, ni alzarlo a alturas más altas que las que él haya subido. Jesús ya dijo: Mateo 10:24. La iglesia es el reflejo del pastor.

Alexander Correa Saavedra
Pastor y escritor
De su libro El ministerio pastoral

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