(Diario 2001/ VyV – CARACAS).-
Actualmente el acoso escolar es uno de los problemas que deben enfrentar niños, niñas y adolescentes en sus centros educativos.
Expertos en la materia de conductas infantiles aseguran que muchas veces el comportamiento del niño en su escuela o colegio está determinado por la crianza que traen desde casa, interacción con otros miembros de la familia o el tipo de atención que reciben de éstos.
«Si un niño es agredido verbal o físicamente por su familia, éste puede convertirse en víctima de sus compañeros porque está acostumbrado a esa conducta. En caso contrario, el niño puede llegar a la escuela y ser agresor por el impulso de defenderse. Depende de su temperamento y relación con sus padres, hermanos o vecinos», afirma el coordinador general de Cecodap, Fernando Pereira.
En este sentido, Cecodap realizó el año pasado una investigación con 300 estudiantes de planteles ubicados en los cinco municipios de Caracas. Como resultado, el 40% de los encuestados confesaron haber sido víctimas de algún tipo de acoso.
Ver y repetir
Para el psicoterapeuta Oscar Misle, cualquier comportamiento que refleje el padre o la madre, puede ser asimilado por los pequeños y reflejado más allá del hogar.
«La forma en que la familia se comporta con amigos, e incluso ver conducir a su mamá o papá puede hacerle entender al niño que agredir y descalificar es normal. Entonces lo repite en la escuela».
Misle añade que la falta de atención del padre y la madre es otro de los factores que contribuyen a la situación.
Por ello, insiste en que los adultos deben revisar los métodos de crianza, la manera cómo dicen las cosas y cómo se relacionan con otros.
«Muchas veces el niño que es víctima no les comunica a sus padres lo que pasa en su escuela o colegio porque le da vergüenza. Y el peor enemigo de la víctima es el silencio».
Tomar medidas
Por otra parte, un estudio de la Federación Venezolana de Maestros publicado en agosto de 2012 y realizado en 284 planteles bolivarianos, revela que 85% de las instituciones presenta problemas de violencia escolar. Fernando Pereira concluye que independientemente de si el niño es víctima o agresor, el núcleo familiar debe mantener comunicación constante, reconocer el problema en caso de que exista y acudir al centro educativo para resolverlo.
La verdadera medida que los padres pueden tomar en estos casos, es abrirle su corazón a Jesús y, cambiar así todas las conductas inapropiadas, enseñándoles a sus hijos valores y principios bíblicos para su sano crecimiento en un hogar libre de violencia y maltrato, lo cual se verá también en los colegios.