Verdad y Vida EL QUINCENARIO CRISTIANO DE VENEZUELA
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(Pulso Cristiano/ VyV – BUENOS AIRES).-
Un ex presidiario que escuchó hablar de Jesús y que recibió una Biblia de regalo en una cárcel de la provincia argentina de Buenos Aires hace 28 años, aprendió a leer milagrosamente gracias a su interés por las Escrituras.
Marcos Terruzi, hoy pastor evangélico, en 1983 escuchó sobre la Biblia en la Unidad Nº 9 de la ciudad de La Plata de boca del pastor Rino Bello, director de la organización Cruzada a Cada Hogar (CCH) en Argentina. Bello, al frente de esta entidad dedicada a la distribución de folletos evangelísticos en hogares, hospitales, escuelas y cárceles, afirmó que el caso de Terruzi demuestra que «la Palabra de Dios plantada hace 28 años ha producido un fruto asombroso que se observa en esta vida transformada».
«Yo soy Jesús, que morí por vos en la cruz del Calvario. Hoy, con mi sangre, voy a limpiar todos tus pecados», escuchó Terruzi luego de esa predicación de Bello hace casi tres décadas. Marcos no dudó que la voz fuera real y que Dios mismo le hablaba al corazón. Fue a buscar la Biblia que le había regalado el predicador en una celda húmeda y sucia y la abrió, aunque se dio cuenta que no leía ni escribía.
Sin embargo, los símbolos que hasta entonces le habían resultado incomprensibles, cobraron significado y en cuestión de segundos empezó a leer. Un milagro había ocurrido: Marcos podía leer cada palabra y cada frase, pese a que jamás había recibido instrucción formal.
Hoy Terruzi está casado con Miriam, es padre de seis niños y predica la Palabra de Dios en cárceles e iglesias con gran alegría, la misma que le profetizó Bello: «Un día, ríos de agua viva correrán de tu interior y ese día recordarás todas las palabras habladas hoy».
Casi 30 años después, Terruzi decidió que era hora de encontrar al hombre que le había hablado de Dios. Después de una búsqueda diligente lo encontró en las oficinas de la CCH en el barrio porteño de Floresta. Esta imagen se puede comparar con la del regreso del hijo pródigo a casa, el reencuentro entre el veterano predicador y el discípulo que siguió sus pasos.
