El texto más conocido de la Biblia es Juan 3:16, «Porque de tal manera amó DIOS al mundo que ha dado…». El Eterno es, entonces, el primer Dador; de hecho, es el Dador por excelencia.
Él nos ha dado:
En primer lugar, «…a Su Hijo Unigénito…», y con Él «…todas Sus promesas, ¡Sí y Amén! por medio de nosotros, para la gloria de DIOS» (2ª Corintios 1:20).
Seguidamente, nos ha dado «…la tierra y su plenitud, el mundo y los que en él habitan…» (Salmo 24:1). Somos Su creación, y Su creación entera ha sido hecha para nosotros. Disfrutamos de todo lo que Él hizo, y no pagamos nada en lo absoluto. Ya que «…el DIOS vivo, nos ha dado todas las cosas en abundancia para que las disfrutemos» (1ª Timoteo 6: 17)
Finalmente, nos dio «por gracia la salvación por medio de la fe» (Efesios 2:8) ¡Tremendo regalo, la Vida Eterna en Cristo! Con ella, hemos adquirido la naturaleza divina (2ª Pedro 1:4): Somos Suyos y, por ende, tenemos que comportarnos como Él.
Imitadores de DIOS como hijos amados
Él da, yo doy, pues soy su hijo. En virtud de esto, y al eterno agradecimiento a mi PADRE, por todo lo que Él me ha dado en Cristo, practicaré el Dar como forma de vida. De hecho, me doy cuenta ahora, después de haber nacido de nuevo que «…DIOS es el que en mí produce así el querer como el hacer, por Su buena voluntad» (Filipenses 2:13). Me mostrará todos los días, a cada instante, formas diversas de poner por obra la fe que profeso:
– Ayudando al que padece necesidad, de forma práctica y solícita; con diligencia. Colocándonos en su lugar, como si nosotros estuviésemos padeciendo lo mismo. A eso se llama Misericordia: «Oh hombre, Él te ha declarado lo que es bueno y qué quiere el SEÑOR de ti: solamente hacer justicia, amar misericordia, y humillarte ante tu DIOS» (Miqueas 6:8, subrayado mío).
– Brindando ayuda, aunque parezca muy sencilla, a quien la necesite. Ni siquiera tiene que pedírnosla. La Escritura dice «Vuestra gentileza sea conocida de todos los hombres. El SEÑOR está cerca» (Filipenses 4:5).
– Dando, dando y dando: Generosa, abundante, y constantemente.
«Por esto digo: El que siembra escasamente, también segará escasamente; y el que siembra generosamente, generosamente también segará. Cada uno dé como propuso en su corazón; no con tristeza ni por necesidad, porque DIOS ama al dador alegre» (2ª Corintios 9:6-7).
Hamilton Tovar
Misionero movilizador
hamilton777@gmail.com