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¡Hay esperanza!

(Liliana Daymar González – Periodista).-

Es triste mirar a un pueblo cansado batallar sin esperanzas con la inflación, la escasez, la inseguridad, la impunidad, la corrupción, el desempleo, la pobreza y un sinnúmero de problemas que lo golpean sin piedad. Tal vez ese pueblo se ha preguntado si Dios lo ha abandonado.
Pero no es así. La buena noticia es que «Jesucristo es el mismo ayer y hoy y por los siglos» (Hebreos 13:8). Sus promesas están tan vigentes ahora como en el pasado. La Biblia dice que Dios tiene para nosotros «planes de bienestar y no de calamidad, para darnos un futuro y una esperanza» (Jeremías 29:11). ¡Hay esperanza Venezuela! Dediquemos tiempo a la oración y a leer las Sagradas Escrituras, apropiémonos de las promesas de Dios, porque Él juró oírnos y liberarnos de los sufrimientos (Jeremías 29:12). Jesús dijo: «Yo soy el Pan de vida» (Juan 6:35). Jesucristo es nuestro alimento espiritual. Llena tu mente y tu boca de su Palabra para que comas del bien de la tierra. Un cristiano no niega la realidad, sino que se resiste a ser arrastrado por la corriente de las dificultades.
Es verdad que Venezuela está afrontando la crisis económica más difícil de su historia, pero sabemos que para los que aman a Dios, todas las cosas cooperan para bien… (Romanos 8:28). Mientras más fuerte sea nuestra relación con Cristo, más fuerte será nuestra defensa contra las calamidades. Estamos viviendo tiempo de sequía, hambre y desesperación, pero Dios no es indiferente a nuestros problemas. Tal vez estés pensando en irte del país como otros que ya se han ido, o puede que no veas salida a la crisis y sientas que debes resignarte, pero un simple acto de fe produce milagros.
Los profetas de la antigüedad clamaban a la Roca para que los liberara de sus enemigos. Decía David: «El Señor es mi roca, mi baluarte y mi libertador» (Salmo 22:3). Coloca a tu nación y a tu familia sobre la Roca y sostente con fuerza de esta Palabra que hoy te trae el Señor a través de su profeta: «Patria mía, ¡no tengas miedo! Al contrario, llénate de gozo, pues Dios hace grandes maravillas… En el momento justo Dios nos enviará la lluvia, como lo hacía en tiempos pasados. Como prueba de su perdón, hará que llueva en primavera, así como llueve en invierno. Así habrá una buena cosecha, y tendremos gran abundancia de trigo, vino y aceite. Dios habrá de devolvernos todo lo que perdimos estos años… tendremos mucha comida y alabaremos a nuestro Dios por todas las grandes maravillas que ha hecho en favor nuestro» (Joel 2:21-27. TLA).

lili_vidaenlapalabra@hotmail.com

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